COMPARTIENDO OPINIONES

El Día del Médico

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El próximo 23 de octubre se celebra en nuestro país el Día del Médico. Una fecha que no puede pasar desapercibida, por lo que han significado, principalmente, estos dos años, en que su presencia ha sido heroica, y en los que, muchos de ellos han dado lo mejor de sí mismos.
Por eso, quisiera compartir un mensaje que el papa dio al año pasado a los doctores, como un homenaje a ellos, y un aprendizaje para nosotros:
“Durante estos meses turbulentos, las diversas realidades de la sociedad se han esforzado por hacer frente a la emergencia sanitaria con generosidad y compromiso.
“Pienso en las instituciones nacionales y regionales, en los municipios; pienso en las diócesis y comunidades parroquiales y religiosas; en las numerosas asociaciones de voluntarios.
“Hemos sentido más que nunca la gratitud por los médicos, enfermeros y todos los trabajadores de la salud, en primera línea para llevar a cabo un servicio arduo y a veces heroico. Han sido un signo visible de humanidad que reconforta el corazón.
“Muchos de ellos cayeron enfermos y algunos por desgracia murieron en el ejercicio de su profesión. Los recordamos en la oración y con tanta gratitud.
“En el torbellino de una epidemia con efectos devastadores e inesperados, la presencia fiable y generosa del personal médico y paramédico fue el punto de referencia seguro, en primer lugar para los enfermos, pero de manera muy especial para sus familias, que en este caso no tenían la posibilidad de visitar a sus seres queridos.
“Y así encontraron en ustedes, trabajadores sanitarios, casi otros miembros de la familia, capaces de combinar la competencia profesional con esas atenciones que son expresiones concretas de amor.
“Los pacientes a menudo sentían que tenían a su lado ‘ángeles’ que les ayudaban a recuperar la salud y, al mismo tiempo, los consolaban, apoyaban y a veces los acompañaban hasta el umbral del encuentro final con el Señor.
“Estos trabajadores de la salud, han atestiguado la cercanía de Dios a los que sufren; han sido artesanos silenciosos de la cultura de la cercanía y la ternura. Y ustedes han sido testigos incluso en las pequeñas cosas: en las caricias, incluso con el celular, conectando a ese anciano que se estaba muriendo con su hijo, con su hija para despedirse de ellos, para verlos por última vez; pequeños gestos de creatividad y de amor. Esto nos ha hecho bien a todos. Testimonio de proximidad y ternura.
“Queridos médicos y enfermeros, el mundo ha visto todo el bien que han hecho en una situación de gran prueba. Aunque exhaustos, han seguido esforzándose con profesionalidad y abnegación. ¡Cuántos médicos y paramédicos, enfermeros, no podían ir a casa y dormían allí, donde podían, porque no había camas, en el hospital! Y eso genera esperanza.
“Ahora es el momento de atesorar toda esta energía positiva que se ha invertido. ¡No hay que olvidarlo! Es una riqueza que en parte, ha sido ‘a fondo perdido’ en el drama de la emergencia; pero en gran parte puede y debe dar frutos para el presente y el futuro de la sociedad.
“La pandemia ha marcado profundamente la vida de las personas y la historia de las comunidades. Para honrar el sufrimiento de los enfermos y de tantos muertos, sobre todo ancianos, cuya experiencia de vida no debe ser olvidada, es necesario construir el mañana: para ello hacen falta el compromiso, la fuerza y la dedicación de todos.
“Se trata de partir de nuevo de los innumerables testimonios de amor generoso y gratuito, que han dejado una huella indeleble en las conciencias y en el tejido de la sociedad, enseñando cuánto se necesita la cercanía, el cuidado y el sacrificio para alimentar la fraternidad y la convivencia civil.
“De esta manera, podremos salir de esta crisis, espiritual y moralmente más fuertes; y esto depende de la conciencia y la responsabilidad de cada uno de nosotros. Pero no solos, sino juntos y con la gracia de Dios.
“Como creyentes nos corresponde dar testimonio de que Dios no nos abandona, sino que da sentido en Cristo también a esta realidad y a nuestro límite; que con su ayuda se pueden afrontar las pruebas más duras.
”Dios nos creó para la comunión, para la fraternidad, y ahora, más que nunca, se ha demostrado ilusoria la pretensión de centrar todo en nosotros mismos, de hacer del individualismo el principio rector de la sociedad.
“Pero tengamos cuidado porque, tan pronto como la emergencia haya pasado, es fácil resbalar, es fácil volver a caer en esta ilusión. Es fácil olvidar rápidamente que necesitamos a los demás, alguien que nos cuide, que nos dé valor. Olvidar que todos necesitamos un Padre que nos extienda la mano. Rezarle, invocarle, no es una ilusión; ¡la ilusión es pensar en prescindir de él!
“Queridos hermanos y hermanas, renuevo a cada uno de ustedes y a todos los que representan mi más sincero agradecimiento por lo que han hecho en esta situación fatigosa y compleja. Que la Virgen María, venerada en sus tierras en numerosos santuarios e iglesias, los acompañe y sostenga siempre con su protección maternal”.
Hasta aquí el mensaje, recordando que las medidas preventivas, siempre serán más importantes que la hospitalización. Pero en ello, como siempre, usted tiene la última palabra.
padreleonardo@hotmail.com