Septiembre mes patrio, cuenta con un día donde se da lugar la magna celebración marcada en el calendario con el día 16, donde la historia de México y cada uno de sus habitantes logró su independencia, fecha tan significativa en el calendario, considerada como de asueto laboral; aprovechando que contamos con semáforo amarillo dentro de la contingencia de salud en Tamaulipas, nos damos una escapada para armar una aventura de pesca.
En esta ocasión nos dirigimos a un paraje muy especial dentro de las riberas del río Bravo, el cual visito desde hace mas de 20 años; ubicado a la cercanía del poblado de San Ignacio, a pesar de que el río, a lo largo de toda su extensión, se encuentra cambiando constantemente durante las cuatro estaciones del año y ofrece diferentes niveles de agua, corrientes y estructuras donde los peces se establecen, emigran y se desarrollan, en este punto muy en particular siempre cuenta con gran cantidad de vida acuática y nunca nos ha permitido regresar con las manos vacías; gracias a las corrientes del río, que han logrado erosionar las paredes de piedra caliza, formando recodos a su paso con suelos cavernosos donde las especies como la robaleta y el bagre se han establecido formando grandes cardúmenes atrayendo a depredadores mas grandes como el robalo y catán, que se alimentan de las crías de estas especies, formando una cadena alimenticia que a todo pescador alienta para regresar, muy aparte la secuencia de arboledas a lo largo del río ofrecen una estadía mas cómoda para mitigar los rayos del sol e invitan a dedicar el día entero para disfrutar en grande a lado de la naturaleza.
De inicio el frenesí sobre las aguas a la distancia nos ayudan a ubicar a una escuela de robaletas alimentándose, con lances largo atacamos con mini jigs, flourecentes y mini paletones de cuerpo regordete, en corto las descargas de adrenalina en forma de capturas premian nuestra visita, la forma de alimentarse en cardumen de esta especie, aprovechada para asustar y acorralar a los peces pequeños, atacándolos desde todos los flancos, es tal que en ocasiones con un solo paletón logramos sacar dos peces.
Bastó con un par de horas para lograr con mas de dos docenas de capturas después de liberar los mas pequeños y conservar seis ejemplares de 800 gramos.
Cambiamos los señuelos artificiales por anzuelos del numero tres y los encarnamos con migajón de pan y lombrices naturales, tras lanzar tres sogas en busca de un bagre bigotón; mientras nos damos a la tarea de encender una fogata bajo un caso, imperdonable despreciar la carne blanca y regordeta de las robaletas, la cual sólo necesita reposar unos minutos en aceite caliente curado con ajo y cebolla para tomar un color dorado y una textura tierna, con unas gotas de limón y un toque de salsa tabasco basta para deleitar a chicos y grandes.
Para mitigar el calor y recuperar líquidos, una silla plegable te acomoda junto a la hielera mas cercana donde a manotazo certero te quedan las de cebada en estado frío a boca de jarro, sin dejar de poner un ojo en el caso y otro en las líneas de pesca, se mantienen todo bajo control, paso obligado una reflexión llega a tu mente y te hace recordar las acciones heroicas de todos aquellos que lucharon, logrando valientemente la independencia de México y de una forma u otra nos obsequian este día de asueto para recordarlos.
¡VIVA MEXICO!
Cuéntame tú historia, tu ya conoces la mía
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