Una vez mas la profecía se hace realidad al presentarse importantes descargas pluviales en pleno mes patrio, anunciando el retiro total de la canícula, ayudando a decender la escala del termómetro; respiro que nos alienta a visitar la presa Falcón, la cual ya empieza a mostrar la recuperación de sus bajos niveles.
Como visita obligada al llegar a Nueva Ciudad Guerrero, pasamos por el buen amigo Edgar, quien siempre con gusto, caña en mano, nos recibe con sus finas atenciones y con la noticia del festejo en puerta del cumpleaños en honor del arqui Armando.
Antes de llegar a la orilla de la presa pasamos a la palapa de este gran personaje, apreciado por todo el pueblo, gracias a sus aportaciones derramadas en obras palpables en plazas y centros deportivos en todo el lugar. Miembro activo del Club de Leones, plataforma donde participa con actividades en el apoyo a ciudadanos de escasos recursos.
Para nuestra sorpresa lo encontramos muy temprano en plena faena con los preparativos de su celebración; obligado a respetar las medidas de contingencia sanitaria, en esta ocasión no contará con el típico centenar de invitados, pero si con una veintena de los mas allegados-
Después de brindarle nuestros respetos y mejores deseos, ponemos pies en polvorosa rumbo a la presa con la promesa de regresar a tiempo para estar en su convivio. Una vez desembarcamos, aplicamos pie a fondo, sacándole toda la potencia a los 90 caballos disponibles del motor, para estacionarnos hasta el fondo del recodo llamado “El Barquito”, la estructura cargada de vegetación sumergida y palizada con profundidad que van desde los cinco pies y alcanza fácil los 15, muestra aguas semiclaras, nos pone la piel chinita al observar sobre la superficie el lomo de una gran carpa a la distancia.
Sencos, lagartijas y jigs com plomada a fondo, nos ponen a barrer el área en busca de golones; pegado a las raíces de las palizadas, preparados con líneas trenzadas (para evitar un desgarre) Edgar rompe el silencio a escasos minutos del inicio, mostrando un buen arco sobre su caña heavy; la lucha a fondo rompe con la claridad de las aguas, muestra de una buena captura; a tirones lentos logra encestar una lobina de casi tres kilos,
logrando establecer su ventaja de representante local.
Horas mas tarde, Nacho, tras un potente set hook, estremece la embarcación, el sedal rompe el silencio al rasgar el agua y de dos brincos suelto la caña y tomo el cono, a cinco metros de la embarcación el robalo emerge de las profundidades y logra un brinco espectacular fuera del agua, mostrando una enorme cabeza; una vez sometido dentro de la red arrebata por 400 gramos de peso el trono a nuestro amigo local.
Después de invertir una hora para recorrer el área, por arte de magia los enganches desaparecieron, lo cual me dejo en blanco, pretexto tomado a pulso para regresar e incorporarnos al convivio, al cual llegamos en su pleno apogeo, recibidos por el festejado con una gran charola de ceviche fresco, a modo de entremés; mientras los olores del plato fuerte reposaban en forma de carne porcina sobre el calor de un ataúd.
La celebración nos cayó como anillo al dedo, entre el par de capturas, la exquisita comida del convivio y la charla de los amigos ahí reunidos logramos acumular mas de 12 brindis de tarros, cerrando con broche de oro el cumpleaños del buen amigo arqui Armando Guerra, ¡muchas felicidades!, en hora buena.
Cuéntame tú historia, tu ya conoces la mía.
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