No importa si es en el norte o en el sur; si es al oriente o al poniente; no importa si es en Reservas, Villas, Valles de Anáhuac, Nueva Era, Los Fresnos, Longoria o en los kilómetros; a donde quiera que vayas y a donde quiera que voltees, las calles de Nuevo Laredo son un desastre, llenas de baches y en completo abandono.
Lo más lamentable es que por ningún lado se ven cuadrillas del gobierno municipal trabajando para darle solución a este problema, no se ve el más mínimo interés por parte del Alcalde, Cabildo y funcionarios para darle a sus ciudadanos calles dignas.
Por más pinitos, por más nochebuenas o por más foquitos que pongan en las principales avenidas de la ciudad, no se puede maquillar una inoperancia del gobierno municipal que tiene a las calles de Nuevo Laredo en pésimas condiciones.
Baches, tuberías rotas, aguas negras estancadas, socavones y un largo etcétera es lo que enfrentan los ciudadanos día a día, y no se ve el más mínimo interés del Alcalde por atender lo que en verdad importa.
UNA CIUDAD QUE SE CAE A PEDAZOS
Y mientras que Nuevo Laredo se cae a pedazos, el Alcalde ha sido el más premiado en la historia de esta frontera; parece chiste, pero es anécdota.
Desde su primera administración, el munícipe se ha preocupado más por autopremiarse y promover el culto a su personalidad entre sus empleados y allegados, que por otorgar bienestar a los ciudadanos, para lo que realmente fue elegido.
LA INCÓGNITA
Aquí la incógnita es: si no hay obra pública, ni mantenimiento en la ciudad, ni apoyos de bienestar social, ¿a dónde se está yendo todo el presupuesto de la ciudad? ¿Con qué se pagan esos supuestos premios?
Mientras tanto, el ciudadano seguirá caminando entre calles destrozadas, charcos de aguas negras, sorteando socavones y pisando un suelo tan inestable como el gobierno municipal.