Cuando finalizó el encuentro del pasado Lunes entre los Patriotas de Nueva Inglaterra contra los Jefes de Kansas City, los entrenadores Bill Belichick y Andy Reid fueron a saludarse de forma tan fría como si se hubiera saludado un israelita con un palestino. Un partido que a final de cuentas ganó el conjunto de Kansas City, pero moralmente, la victoria fue de Nueva Inglaterra, específicamente del binomio Belichick-McDaniels, que con un plan de juego magistral, contuvieron la poderosa ofensiva a Patrick Mahomes y controlaron el reloj de juego gran parte del enfrentamiento. De nueva cuenta, el “monje” le ganó la estrategia al bonachón de Andy Reid, quien en esta ocasión, tenía un escenario favorable: el mariscal de campo Cam Newton no participaría por el tema del Covid19 y por si fuera poco, en forma por demás atípica, los de Foxboro presentaron todo tipo de adversidades: cometerían dos enormes errores en zona roja donde se fueron con ningún punto, sufrieron una intercepción de “rebote” con Julian Edelman y hasta claramente el arbitraje los desfavoreció.
Lo que sin duda nos ilustró el partido, es el hecho de evidenciar que Patriotas será un equipo para postemporada que a cualquiera podría incomodar. Este Domingo enfrentarán en su casa a los Broncos de Denver, otro acérrimo rival que llegará con bastante descanso probando a Brett Rypien, su séptimo mariscal de campo en los últimos cinco años. Stephon Gilmore, de Pats, por la situación de la pandemia, no participará, lo cual es una baja muy sensible que se suma a la de Newton. Será un cotejo complicado para Nueva Inglaterra, pero en honor a la verdad, Denver es una escuadra inferior. Evidentemente Belichick no confía ni en Brian Hoyer y Jarrett Stidham, por lo que veremos un encuentro cargado al ataque terrestre y de pocos puntos. Patriotas 18, Broncos 9. Por su parte, Kansas City debería tener un día de campo en Arrowhead Stadium contra los Raiders de las Vegas, un equipo volátil e impredecible. Jefes 33 Raiders 20.
Rodgers siendo Rodgers. Así observamos al mariscal de campo de los Empacadores de Green Bay. Esta temporada se encuentra demostrando que es uno de los mejores en su posición y de paso callando muchas especulaciones que apuntaban a una carrera en declive. ¿Cuál ha sido la clave? Como todo en la vida, son una suma de factores, empero, el más importante es, coloquialmente hablando, que “se le bajaron los humos”. En el más reciente partido que ganaron con relativa facilidad a los Halcones de Atlanta (cuenta regresiva para Dan Quinn), el comentarista de la cadena de televisión norteamericana, hizo repetidas menciones acerca del liderazgo de Rodgers, en especial con sus compañeros más jóvenes. Ese liderazgo, esa humildad, es lo que el número doce necesitaba transmitir con más énfasis hacia la organización de Wisconsin y en especial a una plantilla ofensiva ciertamente no muy rimbombante (y de paso sin Davante Adams), pero que ha cumplido cabalmente. Los Empacadores cabalgan invictos, sólidos en la división norte de la NFC y con un excepcional Rodgers que acumula 1,214 yardas, 13 pases de anotación y cero intercepciones. En dos semanas se medirá con el legendario Tom Brady y los Bucaneros de Tampa Bay, en un juego que será de antología. El citado Brady viene de “resucitar” a su equipo frente a los Cargadores de Los Ángeles, lanzando cinco pases de anotación, en forma sorprendente y además con profundidad en algunos casos. El también número doce no tiene ya nada que demostrar y sin embargo, su hambre de triunfo es inagotable. Abundaremos.