La Casa de Arturo Garza Treviño es uno de esos puntos urbanos donde el mito popular supera a los hechos. Para muchos habitantes, la construcción situada en la intersección de González y Lerdo de Tejada fue el hogar del célebre pistolero que inspiró numerosos corridos mexicanos.
Su fachada antigua y su presencia imponente han alimentado durante décadas la idea de que ahí se refugiaba aquel hombre cuya fama cruzó fronteras.
La Casa de Arturo Garza Treviño
El mito se ha fortalecido por los relatos que circulan desde mediados del siglo pasado. La figura de Arturo Garza Treviño, protagonista de historias cantadas y temido por su destreza con las armas, encaja fácilmente en el ambiente de misterio que rodea la vieja residencia fronteriza . Esa asociación se mantiene viva entre quienes aún recuerdan sus hazañas.
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El personaje real, nacido en esta frontera, construyó su reputación entre los años treinta y cuarenta. Era conocido por su participación en el tráfico ilegal y por los numerosos enfrentamientos armados en los que salió airoso.
Sus andanzas lo convirtieron en tema de corridos interpretados por diversos grupos norteños y en una figura muy reconocida de la cultura popular. Su vida terminó durante un viaje a Nuevo Laredo, cuando un accidente automovilístico lo dejó sin posibilidad de enfrentar las acusaciones que arrastraba.
Tras la volcadura, fue trasladado al sanatorio Isabel, donde murió poco después. Su historia, envuelta en violencia y persecución, provocó que muchos buscaran rastros de su presencia en la ciudad, incluyendo supuestas “casas” donde pudo haber vivido. Ahí nació la confusión con la vivienda de la esquina.
Realidad vs. mito
Sin embargo, la realidad contradice la creencia popular. La casona pertenece en verdad a una reconocida familia local, la familia OStos, dedicada a la educación y al servicio comunitario.
Vecinos relatan que estas casas fueron escenario de reuniones, clases de idiomas y encuentros que marcaron la vida social del sector. Su arquitectura, característica de la región fronteriza, inspira nostalgia y solicitudes para su restauración.
Con esta aclaración, la Casa de Arturo Garza Treviño queda definitivamente separada del mito y recupera su verdadera identidad y origen.
