La fiebre por el vaso de oso bearista sorprendió este 1 de diciembre en Nuevo Laredo, donde numerosos seguidores de la marca acudieron antes del amanecer para asegurar el artículo navideño de edición especial.
A pesar del clima gélido, los asistentes se mantuvieron formados con cobijas, termos de café y sillas plegables, dispuestos a no perder la oportunidad de obtener el codiciado vaso coleccionable. La expectativa se intensificó desde días previos por la alta demanda registrada en otros países.
Vaso de oso de Starbucks
La escena local reflejó un fenómeno que ya venía creciendo en redes sociales, donde el diseño del vaso, con un cuerpo transparente modelado como un oso invernal y una tapa que simula un gorro tejido, se volvió tendencia.
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La pieza, parte de la colección festiva de este año, se distingue por su carácter limitado y por la obligatoriedad de adquirir una bebida grande para poder comprarlo, lo que incrementó aún más la sensación de exclusividad entre consumidores.
En distintas sucursales del país se repitió el mismo patrón: unidades reducidas, compradores ansiosos y una ola de publicaciones mostrando el esperado artículo.
Videos de unboxing, reseñas y comparaciones con lanzamientos previos circularon intensamente, fortaleciendo el interés y generando debates sobre el valor real del producto.
Filas en la madrugada
En Nuevo Laredo, varios clientes narraron que comenzaron a llegar desde las primeras horas de la madrugada ante el temor de quedarse sin disponibilidad.
El impacto en plataformas digitales amplificó el comportamiento observado en tiendas físicas. Comentarios sobre el costo, la limitada ergonomía del diseño o la insistencia de la marca en reforzar el marketing de escasez coexistieron con felicitaciones de quienes lograron adquirirlo.
El lanzamiento también reavivó críticas al consumo impulsivo, muy similar a la reacción provocada por artículos anteriores de la misma empresa.
Aun con las opiniones divididas, la respuesta del público confirma que este objeto se ha convertido en un objeto de deseo.
En Nuevo Laredo, el entusiasmo matutino y las largas filas dejaron claro que la fiebre por el vaso del oso bearista empezó diciembre como uno de los episodios más comentados del arranque navideño.