FRONTERA

No dividan a Laredos, claman ciudadanos

Donald Trump y Greg Abbott le apuestan a una política racista y quieren construir un muro en esta frontera; laredenses rechazan barda y le recriminan al alcalde

Escrito en NUEVO LAREDO el

La ciudadanía de Laredo y su alcalde, Víctor Treviño, han entrado en un conflicto hasta cierto punto encarnizado.

¿El motivo?, el muro fronterizo que el presidente estadounidense Donald Trump pretende construir en esta frontera y que a todas luces se ve innecesario por la caída del paso de inmigrantes, pero sí es capaz de dañar la ecología, las propiedades de los laredenses y dividir, aún más, dos ciudades que nacieron como una sola, pero que fueron separadas por la guerra.

Treviño, un médico laredense que siempre busca un punto medio para evitar conflictos, hoy como alcalde enfrenta la difícil situación de situarse en una posición que no parezca en desacuerdo con Trump o con el gobernador de Texas, Greg Abbott y tampoco raspe su posición ante su ciudadanía. Y es complicado.

Por un lado, Trump y Abbott parecen apostar por una política que se ve y se siente racista y quieren construir un muro en Laredo que evite el ingreso de inmigrantes desde México y por el otro, la ciudadanía no lo quiere.

El conflicto ha tomado interés nacional, tanto que incluso el New York Times, uno de los periódicos más grandes e influyentes de Estados Unidos, ha cubierto reuniones del alcalde y su Cabildo con los laredenses, como la de principios de noviembre, en la que la ciudadanía rechazó una barda que divida a los dos Laredos. Pooja Salhotra, reportera del NYT, publicó un reportaje en el que siguió paso a paso la reunión.

“Roque Haynes dirigió su llamado directamente al alcalde de Laredo el viernes (3 de noviembre) cuando la ciudad fronteriza del sur de Texas se enfrentó a un adversario contra el que sus ciudadanos han estado luchando durante casi una década: el muro fronterizo del presidente Trump”, es el arranque del artículo.

“En esta hora oscura para Laredo, necesitamos un hombre valiente, un hombre de convicciones”, imploró Haynes, un ambientalista de 56 años, al alcalde Treviño en la reunión del Concejo Municipal de Laredo, que había sido convocada para abordar la barrera fronteriza que alguna vez fue el símbolo de las políticas migratorias de Trump.

“Necesitamos de usted la fuerza de un Winston Churchill para derrotar esta amenaza inminente, no el apaciguamiento y la debilidad de un Neville Chamberlain”, agrega el artículo.

Para Salhotra, la determinación churchilliana parecía escasear en el alcalde Treviño. Laredo enfrenta una administración decidida en Washington, aliada con un gobierno estatal conservador y abastecida por un Congreso complaciente que este verano aprobó decenas de miles de millones de dólares para construir un muro que se había estancado durante el primer mandato de Trump.

La oposición al muro en Laredo no es nueva, viene desde la primera administración Trump y lo han llamado una “fea monstruosidad” que pisotearía la propiedad de los residentes y dañaría los vínculos con México, un socio comercial fundamental con una historia compartida.

Treviño parece convencido de que poco es lo que se puede hacer.

“El muro está llegando independientemente de si funciona o no”, dijo el alcalde en una entrevista con Salhotra.

“También podríamos colaborar o negociar” y el Gobierno Federal confirma los miedos del alcalde y su ciudadanía. Ya han otorgado 10 contratos de construcción, por 4 mil 500 millones de dólares, en septiembre por secciones de la barrera fuera de Laredo.

Una portavoz de Aduanas y Protección Fronteriza dijo que se planearon aproximadamente 108 millas de muro fronterizo a lo largo del río Grande (Bravo para México) dentro del condado de Webb, donde se encuentra Laredo, y en el condado de Zapata, justo al sur.

Esos planes se alinean con el mapa federal en el sitio web de la agencia, que muestra la barrera serpenteando a lo largo de los barrios ribereños de Laredo, divide parques municipales, corta un campo de golf y una planta de tratamiento de agua.

El muro siempre ha sido polémico. Los residentes presentaron demandas, organizaron protestas e incluso pintaron las palabras “Desfinanciar la pared” con pintura amarilla brillante en una calle del centro de Laredo.

Esas palabras fueron eliminadas el mes pasado, después de que el gobernador de Texas, Greg Abbott, amenazó con retener la financiación de las carreteras si permanecían.