El 8 de julio de 1968, el periódico El Ciudadano publicó un anuncio que marcaba una novedad en la historia culinaria de Nuevo Laredo: el popular Café Alicia se convirtió en uno de los precursores de la venta de pizza en la ciudad.
En una época en la que disfrutar de esta delicia italiana no era común en Nuevo Laredo, y apenas comenzaba a popularizarse en Laredo, Texas, el Café Alicia revolucionó el paladar de los habitantes locales.
La primer pizzería de Nuevo Laredo
En el primer restaurante donde vendían pizzas en Nuevo Laredo se ofrecía una variada selección de pizzas, incluyendo opciones de queso, cebolla, tocino, champiñones, salami, jamón, boloñesa, salchichas, camarones, anchoas, sardina, atún, angulas, pollo, la pizza combinada y la "azteca". Esta oferta diversa atrajo a una clientela entusiasta que buscaba nuevas experiencias gastronómicas.
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Ubicado a unos metros del Puente Internacional Uno, en el primer cuadro de la ciudad, el café ha sobrevivido a lo largo de 60 años. En sus mejores tiempos, fue el centro de reunión de personajes de la alta esfera política y social de la ciudad, así como de artistas nacionales que le dieron fama y prestigio.
Su estratégica ubicación y buen trato al cliente atraían a turistas de Texas y otros lugares de Estados Unidos y México, políticos, actores, cantantes y cómicos de renombre.
Durante las décadas de los años 60 y 70, Nuevo Laredo era un lugar con una vida nocturna vibrante y alegre. Los centros nocturnos y bares abundaban, ofreciendo espectáculos de primer nivel que convertían la ciudad en un centro de atracción para turistas nacionales e internacionales.
Los días de gloria
El Café Alicia, que en ese entonces estaba abierto las 24 horas del día, también era famoso entre los choferes de camiones foráneos y pasajeros, quienes encontraban un lugar de tranquilidad y camaradería.
Aunque los años de gloria del Café Alicia y de la ciudad terminaron al iniciar los años 90 con el aumento de la inseguridad, el café sigue siendo un testimonio del pasado vibrante de Nuevo Laredo. Entre sus visitantes ilustres se cuenta Gabriel García Márquez, quien en 1961 disfrutó de un rico mole preparado por Margarita.
Hoy en día, el Café Alicia conserva su esencia original: una barra de concreto y vitro vidrio, una rockola en venta en uno de los rincones, mesas de madera y decenas de fotografías de artistas que alguna vez disfrutaron de sus especialidades, incluyendo las primeras pizzas en Nuevo Laredo.