Han pasado 100 años desde 1924, año en que Don Heriberto Deándar Amador, en sociedad con Manuel del Saz, decidieron crear el periódico Verbo Libre.
Desde entonces, nació un faro de luz, una familia de sangre de tinta que lleva a sus espaldas una meta: la de luchar por la justicia, la verdad y la esperanza.
Durante esos 100 años, este periódico ha cambiado de nombre en tres ocasiones, como reflejo de su lucha, de sus metas, de su impulso. Pasó de Verbo Libre a El Antirreleccionista, en su batalla contra la tiranía, y más tarde se convirtió en El Mañana, que durante más de ocho décadas ha sido como un buque insignia que ha mantenido sus baterías enfocadas en el futuro de los habitantes no sólo de Nuevo Laredo, también de Laredo, Texas, y sus alrededores.
Te podría interesar
Son 100 años en los que tres generaciones, desde Don Heriberto, pasando por su hija, Ninfa Deándar Martínez y sus nietos Ninfa, Ramón y Heriberto, han encabezado una lucha por los habitantes de los dos Laredos y la región desde la dirección de El Periódico que va con el Pueblo.
100 años en los que a veces el camino se ha vuelto difícil, complicado, lleno de obstáculos, en el que la tragedia, el poder de gobiernos que se oponían a la libertad, a la libre expresión, a la justicia de los que menos tienen, han tratado de descarrilar una lucha por los que menos tienen.
Los embates no han sido solamente contra El Mañana. Se ha pretendido callar la voz de este medio que replica el grito de libertad y de justicia de un pueblo que ha sufrido ataques de mil formas, muchas de ellas disfrazadas de “beneficios”, muchos de ellos brutales, directos.
Durante ese largo camino El Mañana ha sido testigo de la historia, de cambios bruscos, de acontecimientos únicos y especiales. Ha sobrevivido a desastres, a atentados, al arrebato de vidas.
Como parte de este aniversario, El Mañana equipó su nave para viajar al pasado y traer de nuevo aquellas historias de Nuevo Laredo, Tamaulipas, México y el mundo, de cómo este su periódico vivió los grandes acontecimientos que, en algunos casos, estremecieron a los neolaredenses, laredenses y habitantes de la región y el mundo.
Para ello se creó la sección 100 años contando historias, en una larga serie de publicaciones. “En esta realidad convulsionada, tu presencia como idea, como ideal de valor justo, renace y el periódico que le entregaste al pueblo escribe páginas en la historia de Tamaulipas y de México, la formación que nos diste es faro de luz y guía”, escribió Ninfa Deándar Martínez, presidenta del Consejo Directivo, al recordar a Don Heriberto Deándar Martínez, su padre y fundador de esta ya centenaria tradición periodística.
Sí, han sido 100 años de lucha, de esfuerzo, de camino difícil, pero también ha sido un camino lleno de satisfacciones, de amor del pueblo por su periódico, ese que vela por su gente, ese que lleva en su slogan el compromiso ineludible de jamás rendirse.
Y El Mañana jamás se rinde, por el contrario, empuja con fuerza hacia un camino que lleve a un mejor futuro de los dos Laredos, dos ciudades hermanas unidas por un solo medio de comunicación.
Por supuesto, vamos por más años, ¿por qué no? Por otro centenario, por seguir la lucha, por mantenerse en pie sin importar qué tan negro se vea el horizonte.
No habrá tormenta que evite que este barco llegue a buen puerto porque en El Mañana, sus capitanes y sus marineros trabajan con un solo objetivo: Libertad y Justicia. ¡Larga vida a los dos Laredos!