Hoy 3 de mayo, Día de la Santa Cruz, también se le conoce en el país como el Día del Albañil, un oficio de gran esfuerzo y de dedicación que realizan los trabajadores de la construcción, quienes soportan jornadas de trabajo bajo los intensos rayos del sol, el frío o calor, en climas tan extremos como en el caso de esta ciudad fronteriza.
Sin embargo, esto no ha sido impedimento para que Arturo Rivas, de 62 años, siga ejerciendo este oficio, pues es la manera de llevar el sustento a su hogar, trabajo que viene desempeñando desde hace poco más de 35 años.
Oriundo de Anáhuac, Nuevo León, pero radicado desde pequeño en Nuevo Laredo, comentó que de joven empezó por necesidad como ayudante de albañilería, ahí fue aprendiendo, observando, asistiendo a los maestros albañiles, y con el tiempo ya fue realizando diferentes tareas como preparar la mezcla de concreto, colocar ladrillos y bloques, hasta armar estructuras para el cerramiento y enjarres.
“Me inicié por necesidad, no sabía otro oficio y uno va aprendiendo de otros maestros albañiles si realmente te gusta”, manifestó. Comentó que al ser un trabajo de riesgo, dependiendo la ubicación y la altura, hay que tener mucho cuidado, pues los accidentes pueden ocurrir en cualquier momento, en su caso ha sufrido dos caídas en plena construcción en su juventud, pero afortunadamente sin lesiones de gravedad como fracturas.
“Trabajo las ocho horas pero me tomo unos descansos para aguantar porque el sol, y cuando hace mucho calor no aguantamos, antes sí podía cuando era joven; a veces nos pasamos si es que nos queda mezcla, ya sea una hora o media hora más”, expresó.
Finalmente, dijo que gracias a su trabajo se ha podido mantener y salir adelante, pues le gusta su oficio, aunque reconoció que hay temporadas buenas y otras no tanto, cuando escasea el trabajo.