INSUFICIENCIA RENAL

Esperan 344 que les donen un riñón en Nuevo Laredo

El año pasado y lo que va del 2024, 120 personas murieron a la espera; ya son 50 trasplantes que se realizan en el IMSS y es urgente la cultura de la donación

Escrito en NUEVO LAREDO el

Aurora y Paulina son dos mujeres de la tercera edad con insuficiencia renal que viven para contarlo, a diferencia de 120 personas que murieron en la larga espera de un riñón el año pasado y lo que va del 2024, lo que ubica a esta enfermedad en la sexta causa de muerte entre los neolaredenses.

Ayer, en el evento Día Mundial del Riñón, que organizó el personal sanitario de la Unidad de Medicina Familiar número 76 del IMSS para los pacientes con insuficiencia renal, se dejó en claro la necesidad de donar órganos para salvar vidas. Desde que existe la Clínica de Hemodiálisis se han trasplantado cerca de 50 derechohabientes, cifra baja en comparación con las defunciones.

El año pasado perdieron la vida 102 personas y en lo que va de este 2024, son 18, por la larga espera de un riñón que nunca llegó.

“Este año sólo han sido tres los trasplantados y hay una larga lista de espera para recibir un riñón”, dijo Cruz María Flores, jefa de enfermeras de la UMF No. 76 del IMSS, comentó que ante la falta de donadores, es importante cuidarse, por lo que la prevención y el cuidado de la alimentación y chequeos frecuentes con el médico, harán la diferencia.

El IMSS atiende a 54 pacientes con hemodiálisis, en el instituto, más de 190 en atención subrogada y de diálisis más de 100 personas. Aurora, quien recibió un riñón, comentó que en el 2014 comenzó a tener problemas, pero cuando fue enviada con el neurólogo por problemas de anemia, sin diagnóstico sólo con la sintomatología que presentaba, el especialista le confirmó la insuficiencia renal.

“Yo ya traía muchos de los síntomas, me daban calambres, anemia, eran muchos los síntomas que traía, por lo que el doctor me dijo: ‘Te quiero ver en una semana aquí en la clínica’. Regresé a la semana, me hicieron todos mis estudios y me comenzaron la hemodiálisis”, mencionó.

Comentó que luego de tres años y tres meses fue trasplantada, el donador fue su esposo, pero no fue fácil la decisión para él, tardó un año en decidirlo, pues las dudas como donador surgían al igual que el miedo, hasta que se decidió y dijo que sí, dándole vida de esta manera.

Ambas mujeres exhortaron a los presentes, no sólo a cuidar su salud sino a donar sus órganos para que puedan salvar vidas y no llevárselos con ellos al camposanto.