En lo que va del año, al menos cuatro personas han perecido en el río Bravo en el área de los dos Laredos, tres de ellos en el transcurso de febrero; la totalidad de las víctimas con perfiles migrantes.
El río representa para la comunidad, el límite natural entre México y Estados Unidos, un lugar de esparcimiento para pescadores y familias en general; sin embargo, para muchos migrantes tanto del interior del territorio mexicano, como de otros países, el Bravo es un obstáculo mortal.
El primer caso se registró el 15 de enero, cuando se halló a un hombre sin identificación y que lamentablemente llevaba varios días en el agua; el 11 de febrero apareció el cuerpo de Elfidio, un joven guatemalteco de 23 años, que pereció -presumiblementeen su intento de alcanzar una mejor vida en el vecino país del norte.
Poco después, el 15 de febrero, apareció en el caudaloso río, el cuerpo de un hombre de entre 35 a 40 años, y a escasos días, el 19 del mismo mes, flotaba el cadáver de José Luis, de 32, originario de Guatemala. El común denominador es un perfil migrante, el sexo masculino y que su edad no excede los 40 años, todos pereciendo en las “traicioneras” aguas del Bravo, y prueba de ello son las decenas de cruces ubicadas a lo largo de sus márgenes.
EXTREMAR PRECAUCIONES
Desde el 22 de enero que comenzó un trasvase entre la presa La Amistad y Falcón, el río ha tenido incrementos de hasta 1.30 metros y un gasto de 110 metros cúbicos por segundo, lo que ha elevado el riesgo para quienes intentan cruzarlo nadando en busca de llegar a Estados Unidos de forma ilegal, razón por la que las autoridades han exhortado a extremar precauciones en el transcurso de la creciente que podría durar al menos hasta los primeros días de marzo. Si bien la corriente de este caudaloso río es peligrosa durante todo el año, actualmente se encuentra en su periodo de más alto riesgo para introducirse en él, por las condiciones descritas en las líneas anteriores.