En una nublada y fresca mañana de 2 de noviembre, el Panteón Municipal Antiguo de Nuevo Laredo recibió a cientos de familias que llegaron con arreglos florales, coronas y ofrendas para colocar en las tumbas de sus seres queridos.
Parte de la tradición es cargar con pala y talache para retirar la hierba que ha crecido alrededor de las lápidas desde su última visita, así como adornos, comida y otros artículos típicos.
Afuera del panteón hay decenas de comerciantes que ofrecen flores naturales y artificiales, que van desde los 50 pesos hasta los 300 pesos. Hay algunos más elaborados con mayor costo.
La comida no puede faltar, pues los puestos de tacos y gorditas aprovechan la tradicional reunión para vender sus antojitos a los visitantes.
Los verdaderos ganadores de este día son los equipos de viejos y jóvenes que ofrecen la mano de obra para limpiar las tumbas a quienes no llegaron preparados para la labor.
A ellos se les ve recorriendo todo el camposanto con sus herramientas y tinas de agua, preguntando a cada persona que pasa si necesitan de sus servicios.