El panteón antiguo de Nuevo Laredo se encuentra lleno de historias contadas a través de sus tumbas. Declarado patrimonio histórico de la ciudad, el primer tramo de este camposanto es el lugar donde descansan eternamente varios personajes que dejaron huella en nuestra frontera, y aquí presentamos algunos de ellos.
Tiburcia González de Ramos y su esposo, Juan Ramos
La tumba más antigua de la que se tiene registro es donde reposan los restos de la señora Tiburcia González de Ramos y el Sr. Juan Ramos, uno de los fundadores de Nuevo Laredo, lo que resalta la importancia de su tumba en el contexto histórico de la ciudad. El epitafio dice: “Que en paz descanse Tiburcia González de Ramos. Murió el 1 de febrero de 1880 a los 60 años de edad.”
Te podría interesar
General Lucio Blanco Fuentes
Fue quien realizó el primer reparto agrario durante la Revolución Mexicana. Su sepulcro se encuentra ahora vacío, ya que sus restos descansan habitualmente en la rotonda de los hombres ilustres de Coahuila en Saltillo.
Una situación similar a la del general Maclovio Herrera Cano, quien permaneció en este cementerio por 20 años y en 1935 sus restos fueron trasladados a Parral, Chihuahua.
Cipriano Tavarez
Resalta entre el mar de blancos y grises una tumba de color amarillo que presenta una cruz de Caravaca y una estrella de David. Este es el lugar de reposo de Cipriano Tavarez, un hombre que se dedicaba a la santería, considerado un maestro de las ciencias ocultas.
La tumba recibe visitas de personas que realizan rituales con fines diversos, y dejan ofrendas como fruta y dinero, e incluso fotografías, velas y muñecos vudú.
La Coronela
Aquí encontramos a Doña María de Jesús de la Rosa, mejor conocida como “La Coronela”, una mujer de recio carácter y apegada a los ideales militares que llegó a Nuevo Laredo después haber participado en la Revolución Mexicana.
Su participación en los desfiles conmemorativos del 20 de noviembre eran recordados por su devoción y disciplina. Cuando sentía cercano el fin de su vida, regaló el amplio terreno que constituía su única propiedad, y ahí se construyó la escuela primaria que lleva su nombre.
Félix Palamede de Pierre Marie
Barón de La Grandiere, un hombre cuya vida y muerte están rodeadas de misterio, y la peculiaridad de tener a un noble francés en el pueblo hizo que surgieran rumores acerca de sus supuestas costumbres relacionadas con el vampirismo.
Según la historia, en el viaje a esta parte de la frontera norte, quedó enamorado de una dama de nombre Teresa Cisneros, por la que renunció a la corona para vivir en Nuevo Laredo, sin embargo, ella falleció al poco tiempo de casarse. Y Félix pasó a casarse con su hermana Irene.
Si planeas visitar el Panteón Antiguo este día de muertos, vale la pena caminar por sus estrechos corredores con los ojos bien abiertos para apreciar el mosaico de historias y curiosidades que los difuntos han plasmado en ellos.