Se acerca el Día de Muertos, una de las celebraciones con más tradición de México, pero también llena de leyendas e historias que forman parte de la cultura. En el Panteón Municipal Antiguo de Nuevo Laredo también hay un sinfín de historias dignas de compartir.
RUBÍ, LA HACHIKO DE NUEVO LAREDO
Hace ocho años una perrita de raza criolla llegó al Panteón Municipal acompañando el cortejo de su amo, pero jamás se alejó, algo parecido a la conmovedora historia de Hachiko, el perro japonés.
“Chiquita”, como se llamaba anteriormente, esperaba que apareciera el hombre que cuidaba de ella, pero este nunca regresó. La perrita se pasea a diario por los pasillos y descansa en las tumbas, por lo que es alimentada por los empleados, quienes decidieron adoptarla.
PASILLO DE LOS FUNDADORES
Este pasillo se encuentra justo después de donde está la oficina del camposanto y, en las tumbas que se encuentran a lo largo, están los restos de algunas de las personas que fundaron la ciudad, de ahí recibe su nombre; también descansa el cuerpo del primer alcalde electo de la villa de Nuevo Laredo y otros funcionarios federales estatales y municipales e ilustres neolaredenses.
LA TUMBA MÁS GRANDE
Aunque esta tumba no cuenta con leyenda que indique a quién pertenece, un trabajador del panteón asegura que es la más grande, ya que el fallecido siempre quiso tener una casa y en vida no pudo lograrlo, por lo que un familiar le prometió que tendría la tumba más grande… y lo cumplió.
Esta construcción, a pesar de tratarse de una cripta, es un deleite a la vista, ya que sus acabados llaman la atención y su tamaño le permite ser apreciada desde partes alejadas del camposanto.
LA TUMBA MÁS ANTIGUA
Permanece de pie, a pesar de que tiene 144 años de haberse colocado; se trata de la última morada de la señora Tiburcia González de Ramos, mujer que falleció el 1 de febrero de 1880 a los 60 años de