El 23 de agosto se celebra en México el Día Nacional del Cocodrilo y en esta fecha importante recordamos a Fortunato, el cocodrilo que cambió la vida de Nuevo Laredo.
Debemos recordar que los cocodrilos son un grupo de reptiles prehistóricos que han existido durante millones de años y que desempeñan un papel vital en los ecosistemas acuáticos. Su conservación es importante para mantener el equilibrio de los ecosistemas y la biodiversidad.
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Fortunato, el querido cocodrilo
En el 2006, en un hecho inusual, las autoridades municipales capturaron un enorme cocodrilo en las aguas del Río Bravo, en la zona de Nuevo Laredo.
El reptil fue capturado y resguardado por elementos de Protección Civil. Veterinarios de la localidad verificaron que tenía un buen estado de salud y se trataba de un ejemplar joven de la especie moreletii.
Esta especie mide entre 3 a 3.5 metros. Su cabeza es aplanada y ancha con un hocico relativamente corto y redondeado en la punta. Las autoridades municipales le construyeron de manera provisional un estanque en el parque Viveros.
En pocos días Fortunato llamó la atención de los visitantes al parque y las familias se sorprendían de ver en vivo a un reptil de tales dimensiones. Movidos por la curiosidad más personas acudían a verlo y pronto se convirtió en una atracción local.
El bautizo
Su nombre surgió por un concurso que el gobierno promovió entre la población y el nombre ganador fue “Fortunato”. Los fronterizos jamás imaginaron lo trascendental que sería el saurio para la ciudad.
El gobierno municipal, al ver que "Fortunato" ere un éxito entre los visitantes, empezaron a construir jaulas alrededor del estanque para albergar a otras especies que Protección Civil rescataba. Los animalitos resultaron una atracción para la gente y surgió la idea de la construcción de un zoológico para la ciudad.
El proyecto tomó fuerza y después de presentar el proyecto se destinó parte del presupuesto para edificar el zoo.
Meses después el zoológico era una realidad y Fortunato seguía ocupando un lugar privilegiado, rodeado de jaulas y nichos de jirafas, leones, cabras y reptiels alrededor de él. Incluso, turistas de otras ciudades empezaron a hacer del vivero animal una parada obligatoria.
Fortunato se convirtió en... ¡Lupita!
Con el tiempo, al hacerle unos estudios de salud de rutina, los biólogos se dieron cuenta de que Fortunato no era macho, sino hembra, por lo que rebautizaron al animal como "Lupita", y aún podía vivir hasta 80 años.
Determinar el sexo de un cocodrilo es un proceso complicado y a menudo requiere experiencia y conocimientos específicos en la observación de estos reptiles.
Para esto, los especialistas se basan en su morfología. Los machos tienden a ser más grandes que las hembras en términos de longitud y masa corporal. Además, en algunas especies, suelen pueden tener cabezas más grandes y robustas en comparación con las hembras.
En algunas especies, los cocodrilos machos pueden desarrollar crestas óseas en la parte superior de sus cabezas a medida que maduran. Estas crestas son más pronunciadas en los machos y son menos prominentes o están ausentes en las hembras.
Los machos pueden tener colas más largas en comparación con las hembras. La cola de un macho puede ser más larga y más gruesa, y también puede ser más musculosa en la base.
Los especialistas se basan en la cloaca, la cual es un orificio en la base de la cola que se utiliza tanto para la excreción, como para la reproducción. En algunos casos, los machos pueden tener una cloaca más grande y protuberante que las hembras.
Fortunato, el cocodrilo del Río Bravo, llamado posteriormente Lupita, sigue viviendo en el zoológico, y comparte su estanqie desde hace años con Pancho, Juancho, Chacho, y Rex, sus nuevos y amigos de estanque.