EMOCIONES FUERTES

Hipódromo y galgódromo de Nuevo Laredo: así apostaban los neolaredenses en los 80

Actualmente ya solo quedan las ruinas de lo que fue un floreciente negocio donde las apuestas y las emociones fuertes se sentían en cada carrera de galgos y veloces caballos

Los veloces canes daban verdaderos espectáculos
Los veloces canes daban verdaderos espectáculosCréditos: Internet
Escrito en NUEVO LAREDO el

El Hipódromo Galgódromo de Nuevo Laredo fue inaugurado en 1983, en una etapa floreciente de esta ciudad fronteriza, que contaba con lugares de entretenimiento que atraían el turismo nacional e internacional.

Las carreras de caballos y galgos recibía la visita de miles de turistas de varias ciudades de Texas, lo que puso a Nuevo Laredo en el mapa de las apuestas.

El hipódromo y galgódromo de Nuevo Laredo

Durante varios años las carreras de este lugar eran mencionadas en el programa de deportes "Acción", que hacía el resumen de las actividades del lugar.

El lugar se encontraba al sur de la ciudad y cada semana se llenaba de apostadores y aficionados a las carreras y los espectáculos de entretenimiento que ahí se presentaban. Los perros que corrían llamaban mucho la atención por su belleza y velocidad en cada carrera.

Las apuestas

Un galgódromo es una pista de carreras especialmente diseñada para carreras de galgos, que son perros de raza conocidos por su velocidad y agilidad.

Antes de las carreras, los galgos solían someterse a entrenamiento específico para mejorar su velocidad, resistencia y agilidad. Los dueños y entrenadores trabajan con los perros para asegurarse de que estuvieran en óptimas condiciones para competir.

Las personas escogían a lo que consideraban el mejor perro. Así funcionaban las apuestas:

La gente elegía la carrera de su perro favorito. El personal mostraba información sobre las carreras del día, incluidos los nombres de los galgos, sus números de caja y los detalles de la carrera.

Una vez que elegían el tipo de apuesta y la carrera, se dirigían a las ventanillas. Allí proporcionaban al cajero de la carrera elegida  y el galgo o galgos por el que apostaban.

Después venía lo emocionante, la llegada de los perros y la salida, donde los apostadores comprobaban si su apuesta había sido exitosa.

Desgraciadamente, el lugar que pronto se convirtió en el sitio de esparcimiento preferido de Nuevo Laredo, cerro sus puertas.

Hasta la fecha el lugar está abandonado, deteriorándose día con día, al grado de que actualmente quedan solo ruinas de lo que fue uno de los negocios más florecientes de Nuevo Laredo.

Aún hay personas en ambos lados de la frontera que recuerdan con nostalgia las emociones fuertes que vivieron en el hipódromo y galgódromo de Nuevo Laredo.