Para muchos migrantes varados en Nuevo Laredo, el sueño americano se ha ido desvaneciendo, pues han pasado más de 45 días de su llegada y pocos son quienes han tenido la fortuna de cruzar hacia Estados Unidos; pese a ser bien atendidos por las autoridades municipales, ciudadanos y organismos civiles, comienzan a desesperarse y ver su objetivo más lejano.
Este grupo que llegó a sumar más de mil migrantes -en su mayoría venezolano-, hoy alcanza una cifra de 700 aproximadamente, siguen durmiendo bajo carpas, pues se rehusaron a instalarse en los albergues, como las anteriores oleadas.
“Todos los días tenemos comida, tenemos agua, tenemos luz y tenemos todo, pero la prioridad aquí es que nos ayuden a pasar al otro lado. Tengo esperando un mes y nada, todos los días hago el proceso, pero no he podido lograr nada. Eso es lo que nos desespera y el llamado es para las autoridades americanas, que nos dejen entrar”, expresó Marifer, originaria de Venezuela.
Ella es jefa de familia con un padecimiento en el corazón y viaja con su hijo menor de edad, con quien se encuentra viviendo en el campamento provisional.
Al igual que Marifer, Miguel Zambrano también está desesperado, ya que le urge trabajar, pues desea sentirse útil, pero sobre todo lograr su objetivo. “Estamos en espera, ojalá logremos pasar a Estados Unidos, que es la meta que traemos desde Venezuela; nos ha llegado mucha ayuda comunitaria, agradecemos mucho eso a los mexicanos, pero ya nos tardamos. Están saliendo muy pocos.
Queremos ir a trabajar y hacer las cosas bien”, señaló Zambrano. De acuerdo con las autoridades municipales, diariamente cruzan entre 50 y 60 migrantes, que obtuvieron una cita por medio de la aplicación de CBP One.
“Ya llevamos más de un mes y medio y seguimos esperando cita, esperando que nos abra en este puerto de entrada, queremos esa ayuda de Estados Unidos para poder cruzar, somos como 700 personas, pero muchos ya se han ido, a Monterrey, al no encontrar nada aquí”, mencionaron los migrantes.