COLONIA VIVEROS

El día que Los Vallenatos de la Cumbia dieron un concierto en taller mecánico en Nuevo Laredo

En el otoño de 1995, el grupo de moda se presentó a amenizar la fiesta de 15 años de Nora, una joven avecindada en la cuadra 3 de la avenida Madero, por lo que en minutos llegaron cientos de personas, al correrse la voz

Escrito en NUEVO LAREDO el

En 1995 México era otro México, con un PRI inamovible en la presidencia de la república y aún con mayoría en ambas cámaras, así como con el poder de la gran mayoría de las gubernaturas, además del control de las capitales y ciudades más importantes; el país intentaba sanar las heridas del sangriento 1994, con un EZLN levantado en armas poco más de un año y medio antes.

Ese año, Selena fue asesinada en marzo por la presidenta de su club de fans, lo que cimbró a sus fanáticos en México y Estados Unidos, miles de los cuales lloraron al saber la noticia, casi como si de alguien de su familia se tratara, por el gran cariño que sentían por la talentosa joven.

A finales de septiembre del 95, otra joven en circunstancias muy diferentes, llamada Nora, radicada en los límites de las colonias Victoria y Viveros, al oriente de Nuevo Laredo, llegó a la edad de las ilusiones, por lo que su familia le preparó una gran fiesta de 15 años como pocas veces se habían visto en el sector y en la ciudad, ya que su padre, mecánico de toda la vida, echó la casa por la ventana y decidió contratar un grupo de moda en esos momentos y que daba conciertos en grandes escenarios por todo el país: Los Vallenatos de la Cumbia, para que tocara en vivo en plena calle.

Posiblemente porque en esos días no existían las redes sociales y, en buena parte, hay que decirlo, los vecinos de esa familia no creían realmente que se fuera a presentar el conjunto en cuyo repertorio destacan grandes éxitos como “Muchacha encantadora” y ”Ese amor”, sólo un puñado de personas sabían del singular evento, lo cual en otras palabras era un concierto a puertas abiertas, es decir, gratis.

Tras la ceremonia religiosa, tanto la festejada como sus parientes, amigos e invitados se dirigieron a la cuadra 3 de la calle Madero, donde se ubicaba la casa de la familia, lugar en el que hoy día se localizan la Casa del Migrante Nazareth y el puente Madero, que conecta con el Bulevar Colosio hacia el sur de la ciudad y los puentes internacionales.

Una cuadra sin pavimentar

En aquellos días no existía ninguno de estos dos últimos lugares, pues en lo que hoy es el albergue había un baldío, mientras que esa cuadra de la avenida Madero topaba con un barranco, y ese tramo ni siquiera estaba pavimentado, sino que se hallaba tapizado de vehículos en reparación.

Para los 15 años, todos las camionetas y carros descompuestos fueron movidos de sitio para dar lugar a una pista de baile en plena calle, donde también se ubicó el escenario donde tocarían Los Vallenatos de la Cumbia.

Al caer la tarde, después de la 7:00, comenzó a dominar el animado ambiente grandes hits como ”Mentiras” y ”Sin alma y corazón”, lo cual extrañaba a quienes conducían por el sitio, así como a transeúntes y usuarios del transporte urbano, tanto de los camiones Victoria-Viveros (conocidos como verdes) como de los Viveros-Victoria (llamados azules), quienes incluso se bajaban de las unidades para disfrutar del concierto gratis de sus ídolos, además de buscar un teléfono público cercano para comunicarse a su casa y avisar a sus seres queridos del suceso.

¡Están tocando Los Vallenatos en la Madero!

En minutos, llegaron decenas e incluso cientos de personas de las cercanías e incluso colonias alejadas para escuchar y ver a su grupo favorito, además de bailar y entonar sus canciones, dando lugar a una fiesta sin igual; la mayoría de los presentes, al no ser invitados, tuvieron que acudir a depósitos cercanos para comprar cerveza, lo cual no vieron como ningún inconveniente, pues al ser fin de semana era un gasto programado, con el plus de estar en un concierto gratis, a metros de famosos artistas.

Un bello recuerdo

Tras dos o tres horas del evento, que se fueron como agua, y de la llave, el grupo se despidió de su gente, pero decenas no se quedaron con las ganas de tomarse una foto al lado de sus integrantes con las populares en aquellos años cámaras Kodak (compañía que quebró con la llegada de los omnipresentes celulares) y que guardaron como un bello recuerdo, además del que quedó en su memoria.