Nuevo Laredo comenzó a registrar esta semana, una oleada migrante con la llegada de una nueva caravana integrada mayormente por venezolanos, y aunque actualmente son más de 500 quienes están varados en la cercanía del Puente Internacional 1, se contempla la llegada de al menos otro contingente similar, por lo que se estima que en poco tiempo se duplique.
A pesar de que existen albergues en la localidad que por años han dado refugio a las diversas oleadas migratorias, el contingente actual se niega a alejarse del puente internacional, hasta resolver su situación; sin embargo, la mayoría no cuenta con documentos o el proceso necesario para la solicitud de asilo en Estados Unidos.
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LA TRAVESÍA
Para el joven René Martínez, el salir de su país natal Venezuela, ha sido un largo camino, lleno de retos y dificultades hasta llegar a esta frontera, con tal de cumplir ese sueño que tiene trazado, que es llegar a Estados Unidos en busca de una mejor oportunidad de vida, aunque para ello tuvo que dejar todo atrás, incluyendo a sus familiares, amigos y vivencias a sus 20 años.
Desde atravesar selvas, recorriendo kilómetros de distancia a pie, en autobús y hasta en balsa para llegar a esta ciudad en la que sólo un puente es lo que lo separa de su cada vez más cercano sueño americano.
“Me tomó dos días atravesar caminando una selva entre Colombia y Panamá, luego en autobús para Costa Rica, después me transportaron a Guatemala en balsa para llegar a México”, contó.
Mencionó que lo primero que conoció de México fue la ciudad de Tapachula, a donde llegó procedente de Guatemala, para iniciar nuevamente un recorrido por territorio mexicano que comprendió Tuxtla Gutiérrez, Oaxaca, Ciudad de México, hasta llegar a Matamoros, municipio en el que permaneció hasta realizar su trámite para poder ingresar a suelo estadounidense y finalmente hace dos días llegó a Nuevo Laredo.
“Me vine desde Venezuela con otros cuatro panas, pero ellos se quedaron en la Ciudad de México, esperando la cita, yo decidí venirme para acá y me uní a otro grupo”, detalló René.
Comentó que en ningún lugar de los que atravesó hasta llegar a esta ciudad fronteriza había experimentado un clima tan caluroso, que es lo que han resentido tanto él como sus compatriotas, quienes han acampado en las aceras del primer cuadro de la ciudad, permaneciendo en el sol y durmiendo a la intemperie.
“Todos tenemos la esperanza de llegar a Estados Unidos, para una mejor oportunidad de vida”, añadió el joven migrante.