Para muchos neolaredenses un asueto en día de frío se tradujo en quedarse en casa, por lo menos durante toda la mañana, pues las calles reflejaron además de negocios con puertas cerradas, poco flujo vehicular.
En el centro de la ciudad, alrededor de las 11:30 de la mañana, la avenida principal lucía sola, sin tráfico vehicular, sin personas en un ir y venir de sur a norte o norte a sur, como regularmente se observa.
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Poco a poco las personas comenzaron a salir, pero en un día sin prisas, con calma, pues muchos comercios no abrieron sus puertas, entre ellos algunas instituciones bancarias y dependencias de los tres niveles de gobierno, que en algunas áreas trabajaron con guardias, sobre todo aquellas de atención directa al ciudadano.
La mayor parte del día, Nuevo Laredo se pausó como si el reloj hubiese detenido su marcha, pues se escuchó menos ruido, por los motores de miles de vehículos y el bullicio de la gente.