El 27 de julio de 1938, la presa Venustiano Carranza captó 25 millones de metros cúbicos provocado por lluvias torrenciales en el Estado de Coahuila. Hoy, la presa conocida como Don Martín, agoniza como otras en la región con un 11 por ciento de su capacidad.
El promedio de lluvias también había sido considerable en 1932, cuando registró la capacidad total del recurso almacenado y las cosechas fueron buenas y se dio la bonanza en todo el sistema.
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Cinco años después, el exceso de agua provocó el crecimiento de los ríos Salado y Sabinas, que desembocan en la presa con una capacidad de mil 313 millones de metros cúbicos, que abastecen al Distrito de Riego 04 Don Martín, en Coahuila y Nuevo León; hoy, aunado a la evaporación, mantiene a todos en alerta.
La capacidad de agua almacenada ha ido en descenso por las sequías recurrentes y la presa Don Martín ha estado más tiempo semivacía que llena, después de que en 1938 y hasta 1944, llegó a contar con 30 millones de metros cúbicos.
De 1945 a 1950, logró captar agua para tener 805 millones de metros cúbicos; y de 1951 a 1957 la sequía en el noreste mexicano hizo sus efectos y se mantuvo en 600 millones de metros cúbicos hasta secarla, dejando sin el recurso líquido a los habitantes de Ciudad Anáhuac, Nuevo León y los ejidos que les llegaba por tren.
Las lluvias copiosas lograron que la presa se recuperara y a mediados de los años 60, la sequía regresó y azotó la región llegando a 250 millones de metros cúbicos; el huracán “Beulah” trajo consigo en 1967 tormentas torrenciales en Coahuila y la presa Don Martín logró captar tres cuartos de su capacidad; con el líquido almacenado se pudieron asegurar las cosechas del Distrito de Riego 04.
En los años 80, la afectación por la falta de precipitaciones bajó a 70 millones de metros cúbicos; en 1986 se registraron abundantes lluvias y elevó en agosto de ese año el volumen de la presa con más de 900 millones de metros cúbicos; en 1988 el huracán “Gilberto” llenó el embalse.
Las sequías registradas en la década del 90 en la región fueron de las más severas y fue hasta julio del 2010 que la presa Venustiano Carranza en Coahuila, abrió las compuertas para desalojar el excedente de agua para evitar se desbordara por las fuertes lluvias de ese año que rebasaron su capacidad, desalojando a 18 mil habitantes de sus hogares.