Bajito de estatura, pero un gigante de corazón y de profesionalismo. Un caballero, tendedor de su mano a quienes necesitaban de ayuda, de una palabra de aliento. Maestro de vida y oficio, amigo. Así es como se puede describir a Primitivo Estanislao López Herrera, “Primo”, para quienes lo estimaban, para quienes le tenían cariño, para quienes lo amaban.
Nacido en Veracruz, adoptó a Nuevo Laredo primero como ciudad de trabajo, pero luego la amó y transformó en su hogar, en su terruño. Primitivo llegó a Nuevo Laredo más de 30 años atrás, donde ejerció el periodismo con profesionalismo y de manera humanitaria y humilde. Con él llegaron algunos personajes que dieron al oficio de informar miles de historias, de recuerdo, de añoranza.
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Eligió a Nuevo Laredo como lugar no sólo de trabajo, sino de vida. Aquí formó una familia, un hogar en el que sus amados hijos fueron siempre los protagonistas principales.
Trabajó en la redacción de El Mañana, en donde además de entregarse en cuerpo y alma, hizo innumerables amistades con quienes compartió el pan y la sal, el echarle para adelante, noches interminables de música, risa y bohemia.
Egresado de la Universidad Veracruzana, aprendía día a día las lecciones de la vida y del periodismo. Alzó sus alas a otras casas editoras, pero siempre confesó que nunca olvidó las tardes de trabajo y los momentos agradables que compartió con la familia de El Mañana.
Hambriento siempre de saber, estudió también periodismo televisivo en el Tecnológico de Monterrey para ser cada día mejor en su nueva labor.
Como corresponsal de Televisa en Nuevo Laredo llevó el día a día de nuestra ciudad a nivel nacional.
Fundó también su propia agencia informativa y nutrió con su trabajo decenas de periódicos, revistas y a la televisión de noticias surgidas en esta árida tierra de rojos atardeces, ardientes veranos y helados inviernos.
Con los jóvenes que buscaban en el periodismo su superación personal, Primitivo fue como un noble maestro y para algunos lo más parecido a un padre. Gustaba de contar anécdotas y transformarlas en lecciones de vida, de oficio. Fue catedrático, maestro, compañero, amigo, padre.
En 2018, la enfermedad lo tomó por sorpresa y lo llevó a una habitación fría, oscura, pero que fue pronto iluminada por quienes lo amaban y que jamás soltaron su mano. Encontró esperanza en las manos de médicos, enfermeros, de su familia, sus amados hijos, amigos y salió avante.
Agradeció la nueva oportunidad que le daba la vida y siguió adelante.
A lo largo de su vida recibió muchos premios, cuatro de ellos nacionales, reconocimientos, muchos diplomas, pero siempre apreció con el alma los reencuentros con aquellos que se habían alejado un poco. Un apretón de manos, un abrazo, eran muy apreciados para Primitivo.
Gustaba de compartir el pan y la sal con aquellos con los que se hicieron viejos con la letra y la imagen y que aún hoy se reúnen a la mesa para dar marcha hacia atrás, al recuerdo, a la anécdota.
Con la pandemia llegó también la enfermedad y, dado que Primitivo era un trabajador incansable, resultó contagiado por el coronavirus. Se le complicó y luchó intensamente hasta que salió de nuevo adelante.
En sus encuentros con quienes amaba, alguna vez mencionó: “La tercera es la vencida”.
Por desgracia, llegó la tercera. Cayó largo tiempo al hospital, necesitó sangre, necesitó apoyo y siempre lo tuvo, gracias a su don de gente, a ser un padre ejemplar, a sus numerosos amigos.
Pero el destino estaba marcado. La muerte arremetió una y otra vez y la tarde de este 22 de julio de 2022 ganó la batalla. Primitivo cerró los ojos para siempre y terminó una historia que comenzó en La Llave Veracruz y terminó en este su Nuevo Laredo, su amado hogar.
Descanse en paz, “Primo”.