CARTA

Nolli me tangore: Enrique Flores Magón

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Escrito en NUEVO LAREDO el

Cincuenta años hace que este mismo epígrafe sirvió para uno de mis artículos publicados en Excélsior, que pusimos bajo la dirección de nuestro malogrado poeta jarocho, Santiago de la Hoz, en 1903.

Vida precaria y por decirlo así, efímera, tu Excélsior, cuya publicación la acordamos como lección de civismo a nuestro pueblo. ¡Y también de atrevimiento!

De atrevimiento suicida, porque en aquella época, darse a conocer como periodista independiente, equivale a poner la vida en la propia mano y ofrecérsela al tirano.

A ese efecto en la primera columna de nuestro Excélsior, pusimos bajo el título: Cuerpo de Redacción.- Ricardo Flores Magón.- Santiago de la Hoz.- Juan Sarabia.- Santiago R. de la Vega.- Luis Jasso.- Marcos López Jiménez.- Antonio Díaz Soto y Gama.- Alfonso Cravioto.- Enrique Flores Magón y alguien más que escapa a mi memoria.

Aquella lista causó sensación enorme y se nos llegó a ver como si fuésemos fenómenos, jamás vistos sobre la faz de la tierra.

La lista sirvió para identificarnos cuando, después de haber dejado pasar el Cinco de Febrero del mismo 1903, se nos ocurrió otra “diablura” consistente en enlutar la fachada de nuestras oficinas de El Hijo del Ahuizote, con un enorme cartelón que decía: LA CONSTITUCIÓN HA MUERTO, mientras los vecinos adornaban las fachadas de sus casas.

A esa otra lección de civismo objetiva, dos meses más tarde el Dos de Abril de 1903, en que Porfirio Díaz celebraba la toma de Puebla, arrebatada de las manos de los franceses, se añadió la agravante de haber convertido en contramanifestación, el desfile que los porfiristas organizaron a favor de su héroe.

No estuvimos contentos en provocar las iras de Júpiter en la forma descrita solamente, sino que aprovechando que las multitudes no (sic) siguieron, por millares de individuos, atraídos por nuestro atrevimiento, reinstalamos en México el Club Ponciano Arriaga, que hacía que hacía pocos meses había sido había sido destruido en San Luis Potosí, al ser asaltado por el registro reyista Heriberto Barrón.

Muestra plana mayor figuró como dirigentes de ese Club y, cómo es natural, el rayo de Júpiter no se hizo esperar. Más de 60 personas caemos presos.

Es más, El Hijo del Ahuizote fue trasportado a la cárcel de Belém; y la misma suerte siguió Excélsior.

Igual aconteció con las imprentas de ambos periódicos, que fueron a parar a los patios de la Ciudadela.

El tipo de esas imprentas fue fundido y convertido en balas, para sostener al tirano; y las prensas se convirtieron en cañones, para el mismo fin.

Hombres de lucha, no aceptamos que se nos caen hacen (sic) y El Hijo del Ahuizote continúa siendo publicado a peso de oro.

Uno de los artículos en Excélsior, antes que encontrase la honrosa muerte a manos del dictador, se título cómo éste: Nolli Me Tangere.

Y ese artículo jamás se le olvidó a Santiago R. de la Vega, por haberle causado “armonía”, como él decía.

Y como Santiago, en aquel entonces, era sumamente joven y con espíritu de “perro preparatoriano”, cuando nos cruzábamos al pasear por las enormes galeras de Belém, se acordaba de ese título.

A su recuerdo, repentinamente brincaba Santiago R. de la Vega y con un dedazo amenazante, me señalaba a la frente gritando dramáticamente: ¡Nolli Me Tangere!

Y salía corriendo por los corredores celebrando su chiste.

“¡No me toquéis!” se tituló aquel artículo, que tratara acerca de la libertad de imprenta.

Esos recuerdos han surgido en mi memoria después de tantos años, medio siglo ya, con motivo de las persecuciones que ahora sufre el compañero Heriberto Deándar Amador, director de El Mañana de Nuevo Laredo, Tamaulipas, a manos de torpes autoridades norteamericanas a quienes les ha dolido las verdades que éste ha esgrimido. También me han asaltado esos recuerdos, con motivo del proditorio asesinato que llevó a cabo el cacique Fernando García, de Huautla, Oaxaca, en la persona del periodista y pasante de medicina, señor Juan Solano Castro, corresponsal de La Voz del Sureste.

Como este crimen no debe ser consentido, me permito rogar aquí al ciudadano Procurador General de Justicia de la Nación, licenciado Carlos Franco Sodi, que se sirva ordenar la investigación correspondiente y la consignación del culpable, de ser cierto ese hecho horripilante.

La Cía. Periodística Nacional, S.A., editora de El Universal y El Universal Gráfico, se dirige en sendas cartas abiertas al señor Presidente de la República, en relación con la libertad de prensa.

La queja en este caso consiste en que en la mayoría de las Secretarías de Estado, han tomado la mala costumbre de imponerles, por decirlo así, a los compañeros de las “fuentes” respectivas, los textos de las noticias que mejor les acomode.

Esto es hecho por las respectivas Oficinas de Prensa y Publicidad, que ningún derecho tienen en imponer su criterio a los periodistas. Den a éstos las noticias, tal cual son y déjeseles en libertad para obtenerlas directamente y comentarlas a su modo.

He habido otras quejas de atropellos a la libertad de prensa, que niegan que la Revolución Social Mexicana haya triunfado.

Ante estos actos de imposición sobre la prensa y de brutal atropello, mi mente ha trabajado.

Y regresando cincuenta años, veo surgir al querido de viejo camarada Santiago R. de la Vega agitando su dedo amenazantemente y exclamando: ¡Nolli Mi Tangere!

Muchos años sufrió por la libertad de prensa nuestro Santiago R. de la Vega; y es natural que al anuncio de los nuevos atropellos, el recuerdo de este hombre generoso y bueno se agite dentro de mi memoria.

Y uniendo mi esfuerzo al de él también exclamo: ¡No me toquéis!

Porque, una de las libertades que deben ser más respetadas, es la libertad de pensamiento, escrito o hablado.

El periodismo es el barómetro de la cultura de un pueblo y debe llevar consigo el respeto de todos los demás ciudadanos, puesto que ha de ser la expresión del pensamiento, es también una manifestación de adelanto cívico, que debe ser absolutamente el respetado.

La verdadera misión del periodismo estriba en su obra educadora y orientadora.

Utilizar el tipo de imprenta para notas de escándalo, o para excitar morbosidades, es encanallar el periodismo, porque en la vida social debe haber tres educadores: los padres de familia, los profesores y los periodistas.

Sobre la labor de estos tres educadores y orientadores de la niñez, de la juventud y de las masas, depende el adelanto y la respetabilidad individual y colectiva, en sus relaciones nacionales e internacionales.

En consecuencia, con respecto a la libertad de expresión: Nolli Me Tangere. Lic Enrique Flores Magó-