De un momento a otro, Brenda Martínez pasó de la prevención, la sorpresa, una lágrima, la caída de cabello, el extracto de cannabis, a la recuperación y al aprendizaje. Así es el resumen del paso del cáncer de mama en su vida.
Brenda, nacida en Nuevo Laredo, buscó prevenir desde que tuvo su primer hijo. Sabía que autoexplorarse y hacerse las mastografías, así como el resto de estudios, era vital para sacarle la vuelta a un posible cáncer.
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En el 2016 vivía en Nuevo Laredo, en donde cambió de ginecólogo. Su nueva doctora, en Laredo, Texas, le recomendó usar hormonas bioidénticas. El resto es historia.
En medio de la menopausia, con irritabilidad y cambios de estado de ánimo, comenzó a inyectarse las hormonas.
Me empecé a sentir muy bien, pero ya estaba yendo con la doctora y nunca me dijo: 'hazte cada seis meses o cada año la mamografía'.
Entonces decidió ir a Monterrey, en donde acostumbraba acudir con regularidad a un laboratorio que le realizaba los estudios que necesitaba y a su doctor de cabecera. Iba acompañada por su amiga Carmen.
Al hacerse los estudios, Brenda, quien tenía implantes, anunció a la radióloga que la atendía que tenía una molestia, por lo que tuvo más cuidados para realizarle la mamografía y el eco.
"Era el seno derecho. Al hacerme la ecografía del seno, noté que se estaban enfocando en un lugar específico. Yo veía en la pantalla algo inusual y pregunté a la doctora: ¿es cáncer?
"Me dijo: 'Sí'".
Fue el único momento de todo su proceso en el que puede decir que lloró. "Se me salió una lagrimita". De inmediato pensó en sus cuatro hijos: Aldo, Bernardo, Camila y Brenda, todos mayores de edad.
"Reaccioné", platicó mientras recordaba cada paso, "le pregunté qué había que hacer".
Entonces se dirigió al ginecólogo quien, sorprendido y en shock, la mandó al oncólogo. "Fui con tres oncólogos hasta que me decidí por uno. No tenía seguro, fui al Seguro Popular. ¡Bendito Seguro Popular! Me hicieron una biopsia, fue muy dolorosa".
Entre la espera y la noticia
Después fueron siete angustiantes días de espera por los resultados; cuando se llegó la fecha, fue acompañada por su pareja, que en todo momento estuvo a su lado. Confirmaron la noticia: sin lugar a dudas, era cáncer en etapa 3, casi 4.
Brenda cuestionó a los médicos si se iba a morir, por lo menos así podría poner sus asuntos en regla. Le dijeron que si se atendía, no. No por este cáncer.
Además de extirparle el tumor, sin necesidad de quitarle el seno, tuvieron que reingresarla a quirófano para retirarle los ganglios. "Me dolió todo".
Llegó el momento de las quimioterapias; fueron 8: 4 rojas y 4 blancas. "Dio igual, todas te matan lo malo y lo bueno".
Casi un mes después, el 3 de noviembre del 2017, Brenda ya estaba recibiendo su primera quimio. "Me sentí muy mal. No hay una palabra para describirlo. Dije: 'Diosito, yo no voy a aguantar esto'".
Entonces, llegó el cannabis a su vida. "Me mandaron en cantidades altas porque cuando se combinan (CBD/THC) cura el cáncer; se utilizan vía rectal, como supositorio y por las noches".
Gracias a eso las quimios restantes, siete, me pasaron de noche, ya no me sentí mal.
A diferencia de la gran mayoría de los casos en los que la quimioterapia provoca la caída de pelo, cambia a negro el color de uñas, aparecen llagas y el sentido del gusto se altera, a Brenda solamente se le cayó el pelo. Y, entre risas, recuerda la escena del día en que le rasuraron la cabeza.
"Un día en la mañana me estaba peinando y en la tarde se empezó a caer. Mi hija habló a un salón de belleza, me llevan, me dan la última cita para cerrar y pasarme la maquinita. Me estaban pelando y yo estaba platicando, de repente el que me cortaba el cabello lloraba, mi hija lloraba, la dueña del salón de belleza también.
"'¿Quién se murió?', les pregunté. ¡Es cabello!”, les dijo con una fuerza digna de toda guerrera. "Lo pelona me valía madre", dijo, pues igual y usaba pañoletas en invierno y andaba "al aire libre" en verano.
"Las quimios no duelen. Sientes mareos, ves mal, a distancia, los sonidos te retumban, no podía estar sentada, no podía poner atención en la TV. Es una sensación horrible, no tiene nombre".
Mientras seguía yendo a sus quimioterapias y sometiéndose al extracto de cannabis, veía cómo iban a menos algunas de sus compañeras de batalla.
Culminaron esas ocho sesiones y comenzaron las radioterapias. Cinco días a la semana y descansaba sábado y domingo. "Me dieron una achicharrada bruta". Fueron 33 en total que se realizó en Monterrey, en donde tuvo que volver a vivir temporalmente.
El regreso a casa
Llegó mayo del 2018 y Brenda volvió a Nuevo Laredo.
"Ya cumplí los 5 años y después de 5 años te dan de alta", contó feliz y tranquila, con la paz que da poder vivir sabiendo que, por el momento, todo está bien.
Pero Brenda sigue creyendo y desea compartir que en su caso haber utilizado la canabbis marcó la diferencia.
"Hay medicina alternativa, que no necesitas que te den quimios ni radios, es muy económica, aunque la canabbis no es tanto. El dióxido de cloro es una maravilla, si me llegara a dar cáncer yo usaré dióxido de cloro y extracto de canabbis.
Dios te pone a las personas adecuadas que tienen el medicamento adecuado y la sustancia para curarte. Las quimios es veneno.
La importancia del amor
Pasar por este proceso en la compañía de amigos y familiares, es vital. Eso lo saben los médicos y enfermeras que viven este proceso junto a mujeres que luchan contra el cáncer.
"Hay señoras que no tienen quién las abrace ni con quien puedan llorar o decir algo, la bendición que tengo de tener la familia que tengo, los hijos, el círculo de amigas, mi pareja. Hay quienes no lo tienen o no las apoyan".
'Atrévanse a experimentar'
Ya cerca de cumplir los 59 años, y a cinco de distancia de aquella experiencia, Brenda no tiene mejor consejo para compartir con aquellas mujeres que están por comenzar esta batalla o quienes están en medio de ella, que mantengan una actitud positiva y experimenten el uso de otras sustancias.
A ella le funcionó el extracto de cannabis, aunque al principio no confiaba mucho, pero le funcionó y tiene fe, además de que deben luchar contra la enfermedad.
"La gente se reía de mi extracto de cannabis cuando yo les hablaba de él, pero yo me sentía muy bien. Hay sustancias que curan el cáncer, pero no deja la 'big pharma' que los tomes o están penados por la ley; la gente debe pagar las quimios y es mucho dinero.
"Tienes que estar con mente abierta de que hay muchas sustancias que no son medicamentos, que son curativas, y que debes tener mente abierta a probar".
¡Chéquense, chéquense y chéquense!
Por eso Brenda, después de salir de esa zona de batalla, recomienda a todas las mujeres que se autoexploren y que se hagan mamografía y eco con regularidad.
"Chéquense. Hay que tener una actitud positiva, el 50 por ciento es la actitud porque si tienes una actitud de ‘no lo lograremos’, no lo vas a lograr. Chécate cada año o cuando tu doctor te indique.
"Para todo hay cura. Tienes que ver en qué fase de tu enfermedad estás, por eso debes revisarte. El tiempo es básico, pero es checarte, checarte, checarte y siempre positiva y siempre agradecida con Dios o el universo o en lo que gustes creer. Quienes comiencen con esto, eso de ‘échale ganas’, no aplica, es '¡VAS A SALIR ADELANTE!'".