PERSONAJES DE NUEVO LAREDO

Don Pablo, el hombre más longevo de Nuevo Laredo

El abuelo goza de buena salud y tan pronto amanece, toma clavo, martillo y madera para elaborar casitas para mascotas o cajones para bolear y venderlos

nAntes de construir casas para mascotas, don Pablo vendía carbón
Don Pablo Díaz.nAntes de construir casas para mascotas, don Pablo vendía carbónCréditos: Alberto Carrasco / El Mañana
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El hombre más longevo de Nuevo Laredo sigue acumulando vueltas al sol, se trata de don Pablo Díaz, quien ayer cumplió sus 108 años en compañía de su familia.

El trabajo es una de las mayores virtudes que le han permitido a don Pablo llegar a esta edad, pues apenas amanece, toma el martillo y clavos para elaborar desde casitas para mascotas como cajones de boleo que llega a vender entre sus conocidos o vecinos.

Desde la pandemia, él solo camina al interior de su vivienda, de un lado a otro, pues a pesar de mantenerse lúcido y fuerte, su caminar ya es más lento. Justo el día de su cumpleaños, él se encontraba acomodando trozos de madera con los que construye las casas para mascotas o cajones de boleros.

Don Pablo llegó a esta ciudad en 1954, justo después de la inundación de Nuevo Laredo, y trabajó en la reconstrucción del puente internacional número I.

El es originario del municipio de Venado, San Luis Potosí, tuvo nueve hijos, de los cuales le sobreviven seis, entre ellos Francisco, con quien vive, pues el resto reside en Estados Unidos o al interior de la República Mexicana.

Don Pablo se dedicó por muchos años a la venta de carbón por diversas calles de Nuevo Laredo, donde ha radicado desde hace 68 años. El acta de nacimiento de don Pablo revela que nació el 7 de septiembre de 1914, pero tanto él como su familia aseguran que fue en enero, casi al término de la Revolución Mexicana, por ello cada 26 de enero lo celebran con alegría.

“Tuvimos que arreglar le el acta, porque le estábamos tramitando la visa y como no teníamos papeles originales, ni él tampoco, se registró en esa fecha, pero realmente nació en enero 26 y nosotros nos sentimos muy orgullosos de ver a mi padre gozar de excelente salud”, destacó Francisco Díaz, su hijo, quien hoy se hace cargo de él.

Don Pablo luce feliz y ni el frío lo detiene para salir a trabajar, aunque no reciba remuneración económica, pues el trabajo le permite mantenerse de pie y con vitalidad a más de un siglo de vida.