Hugo Hernández García, un neolaredense talentoso, un estilista prestigiado, un día se inyectó aceite de bebé en la cara para mejorar su apariencia, decisión que cambió su vida para siempre.
Su triste y lamentable historia trascendió a nivel mundial luego de que en mayo del 2014, hace siete años, un reportero de El Mañana lo entrevistara a las afueras de una tienda de conveniencia.
Llamaba la atención por la forma irregular de su rostro y al ser cuestionado contó lo que le había sucedido, resulta que luego de ser de los estilistas más cotizados en la ciudad, quiso mejorar su rostro y se inyectó aceite de bebé lo que trajo severos problemas de salud y estéticos.
La cara de Hugo estaba completamente desfigurada, incluso uno de sus párpados estaba tan caído que cubría su ojo y tenía que colocarse cinta adhesiva para levantarlo.
Medios de comunicación de Japón, Nueva York, Miami, Minnesota y hasta de países orientales, se interesaron en el caso de Hugo, lo que llevó su historia a nivel internacional al calificarlo como una desgracia estética.
Lamentablemente, seis meses después de darse a conocer su entrevista, el afamado estilista falleció de manera repentina, sin lograr mejorar su rostro, su más grande anhelo.
En sus últimos meses, se enfocó en concientizar a quien podía sobre el riesgo de realizarse tratamientos estéticos con métodos o personas no certificadas.
"El miedo es como un obstáculo, el temor es una piedra de tropiezo, hay que ser valientes, dar gracias a Dios. Yo a veces le pregunto ¿Señor porqué me has dejado aquí? Y yo creo que es porque tengo un propósito en esta vida", mencionó Hugo Hernández en su última entrevista.