La primera impresión que tienen los viajeros al llegar a Nuevo Laredo son las ruinas de lo que un día fue la garita del kilómetro 26 y que hoy sólo genera retrasos en el trayecto de vehículos particulares y de carga.
Este problema es un asunto que debe priorizarse, de acuerdo a la Asociación de Transportistas de Carga de Nuevo Laredo.
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“La entrada de la Carretera Nacional, la carretera que viene de Monterrey a Nuevo Laredo, en el tramo comprendido ahí como lo conocemos el kilómetro 26, toda esa parte está muy deteriorada, entonces eso hace que las unidades pierdan tiempo ahí, esto retrasa el cruce de los camiones por ahí y ni se diga tambien al salir. A veces se forman filas de muchos kilómetros por las condiciones de la carretera, entonces urge que las autoridades se pongan de acuerdo con Indaabin (Instituto de Administración y Avalúos de Bienes Nacionales), que es el que administra estas instalaciones ya en deterioro, para que puedan eliminar todo esto, hacer una carretera regular, normal y puedan transitar con mucha mayor fluidez las unidades de carga”, expresó Ricaro Pillado Herrejón, secretario de la asociación.
La garita del kilómetro 26 dejó de funcionar en el 2014, pero sigue siendo utilizada como ‘retén’ de las autoridades de migración y otras dependencias estatales y federales. Los restos de las casetas, que se encuentran en este punto de la entrada a la ciudad, generan un cuello de botella, pues a pesar de ser un complejo amplio deben pasar por un carril hacia el sur y uno hacia el norte.
Hasta hace unos días, las unidades de carga debían transitar por un tramo de terracería al llegar a Nuevo Laredo, que no sólo retrasaba el tiempo de traslado de mercancía, sino que además era un riesgo para los conductores, ante esto, la alcaldesa electa Carmen Lilia Canturosas gestionó que se liberara un carril pavimentado para las unidades pesadas, lo cual se logró gracias al acuerdo con autoridades aduanales y la Central de Servicios de Carga.
En el lugar sólo hay vestigios de lo que algún día fue la garita del kilómetro 26, quedando un montón de escombros y hasta un edificio que es utilizado por el personal del Instituto Nacional de Migración (INM) como resguardo ante las altas o bajas temperaturas, pues ya no tiene puertas ni ventanas, solo una vieja estructura.