“Pensé que íbamos a morir, empezó a volar todo, el aire hasta nos pudo haber sacado a mi nieto y a mí; nunca había vivido esto, estuvo horrible; perdí todo y las autoridades ni se paran”, dijo angustiada Santa Otilia Martínez Medina, vecina de la colonia Transformación Social (Bayito 2).
El panorama en la segunda sección de la colonia era desolador, las casas construidas con pedacería de triplay y tarimas de madera, láminas y lonas de plástico, volaron por las fuertes ráfagas de viento registradas durante el fenómeno meteorológico.
“La tormenta voló todas las láminas del techo de mi casa en el torbellino y lo perdí todo; tengo mis cobijas y las saqué para que se sequen; no tengo ni dónde dormir en la casa”, contó la afectada que vive en la manzana 17 lote 33 de esta colonia.
Acongojada, Santa Otilia recogía trozos de madera, ropa húmeda del suelo que había arrastrado la corriente de agua, tratando de rescatar algo de sus pertenencias, mientras la seguían sus nietos de 5 y 8 años.
“Nadie se acuerda de uno, ni han venido las autoridades a la colonia, estamos como quien dice olvidados; mi vecino dijo cuando pasó el primer día ‘mañana vienen con ayuda’, nadie vino”, señaló desesperanzada Otilia.
Sin agua, electricidad, ni leña seca para cocinar algo, admite que hace lo que puede para comer alguna sopa o papas para ella y sus nietos.
“Agarro agua del tanque ese (apunta hacia un recipiente) y caliento algo, no tengo estufa y saqué tablas que me cortó mi ex pareja para hacer la lumbre; de otra forma no tendría como cocinar, estuvo muy peligroso y nomás se oían los gritos de las personas que viven más allá; pensé que moriríamos”, destacó.
Añadió que una hija que habita en la misma colonia le manifestó que la tormenta había estado tan fuerte que les causó temor de que ocurriera una desgracia mayor.
“¿Cómo se mueve uno tan lejos? Bendito Dios aquí estamos, sólo la pérdida de mi casa; mis cosas, el colchón, la ropa, los muebles, todo, habrá que repararlo y sin láminas, se las llevó el viento;, no sabré cómo hacerle para reconstruir todo”, manifestó Santa Otilia.
En el exterior de la vivienda había algunos fierros retorcidos, madera amontonada y una modesta casa que fuera de su hijo, la cual quedó destruida por completo; forzada por las circunstancias ahora tiene que dormir en otro lugar.
“Pienso y no sé qué haré para remediar todo esto, es toda mi casa y sin techo, así estamos muchos, afectados por la fuerte tormenta, pero agradezco a Dios estar bien con mis nietos”, concluyó Martínez Medina.