Dedica gran parte de su tiempo a rescatar perros y gatos que son maltratados, que sufren tortura y busca darles un hogar amoroso.
“Amo la vida, rescato perros y gatos de la calle, ellos sufrieron maltrato y abuso extremo al grado de sacarles un ojo o, como a Paloma, una pitbull que fue amarrada y arrastrada con una camioneta”, contó María Cristina Alvarado Bello de la colonia Lomas del Río.
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Otros sufren torturas, como pelarlos vivos ocasionándoles fracturas en la cabeza y desprendimiento de una pierna, tengo 13 gatos y 78 perros, ellos son fidelidad total, no te abandonan, explica María Cristina.
“He recibido algunos perros que son un esqueleto andando, ahora ya tienen cuerpecito, tiraron un chihuahua, todo viejito, junto con la hembra y los trajeron los de la basura, uno lo atropellaron y le aplastaron la cabeza, le sacaron los dos ojos y salí corriendo con el veterinario, le salvó un ojo y sobrevivió”, agregó.
Luego de rescatarlos, darles atención veterinaria y alimentarlos, María Cristina dijo ser estricta en las adopciones y tiene el apoyo de una asociación en Laredo, Texas, quienes pagan los estudios médicos, ellos se encargan de curarlo y después hacer el sorteo con familias que quieren adoptar una mascota.
“Levanto a los perros dañados, bebés que tiran en el mismo canal o ancianos que ya no quieren y los doy en adopción, son seres vivos y tirarlos es una acción común, esas personas están faltos de valores, deberían de dar pláticas a padres, lo que aprenden los niños es lo que ven de ellos”, destacó.
Describió que los canes que están en la calle sin comida ni agua se desmejoran al grado de perder su masa muscular, infestados de sarna y otros parásitos perdiendo por completo su pelaje hasta sangrar, morir atropellados o por sadismo de algunos que les pasan los autos encima y matarlos.
“Desde niña me gustaron los animales y los quiero, a los ocho años ya tenía mis propios perritos con mi familia y mi madre Lourdes Bellos, que ahora tiene 95 años siempre me ha apoyado, me dediqué a rescatarlos y la que es ahora mi cuñada Carmen Monti Pérez también lo hacía, estábamos chamaquitas”, dijo.
Contó que empezaron el rescate en forma y apostaban para ver quien tenía más y ayudaban, ahora Carmen Monti cuenta con un albergue en la Ciudad de Puebla de los Ángeles y continúa rescatando la vida de cientos de animales.
“Tiene ella un albergue dividido en Puebla y se llama Ángela Monti, le hicieron un traspaso de una propiedad grande ya con jaulas y casitas, fue un apoyo que recibió de algunas personas”, manifestó Cristina que vive en calle Halcón 2137.
Comentó que después de enviudar, se casa y llega a este puerto fronterizo hace diecisiete años y empezó por apoyar APA lavando jaulas de perros que eran rescatados y atenderlos, curarlos y bañarlos, después empezó por rescatar animales ella misma y llevarlos a su domicilio.
“De repente empecé a llevarme a perritos que veía en muy mal estado y rescatarlos y no he parado de levantar perros, en ocasiones se nos atora el caballo y no tengo alimento para darles, con el paso de los años hay gente que me ha apoyado y me sigue ayudando”, manifestó.
FUMIGA CASAS
Una forma de obtener ingresos para poder comprar el saco de alimento es fumigando casas, bañando perros de la gente, poner vacunas de la sarna porque es lo que más se ve en la calle, un perro sano no te lo levanto, sólo heridos.
“Soy de la idea que se hicieran campañas de esterilización para evitar la proliferación de animales, buscar el apoyo de los jóvenes que están por salir de carrera de veterinarios y aporten con las cirugías gratuitas en las colonias, la gente no quiere gastar en los perros”, señaló.
Los dueños de las mascotas no consideran que los perros cuidan y defienden el hogar donde están y les sirven mientras están sanos, pero como todo ser vivo requiere de vacunas, limpieza para evitar pulgas y garrapatas, esterilización y evitar animales no deseados que terminan en terrenos baldíos dentro de una bolsa.
“Por desgracia a la gente no la haces cambiar fácilmente, nos faltan valores, educación, amor y si lo inculcamos a los hijos esto se transformaría, pero no se terminan de educar ellos mismos y los tienen desde los catorce o quince años, viven por vivir”, señaló la madre de familia de cincuenta y ocho años.