Los hospitales son espacios que por su naturaleza encierran múltiples historias paranormales; los escépticos pueden atribuirlo a percepciones personales o sensoriales, pero hay quienes cuentan historias que van más allá de un escalofrío u objetos que se caen por sí solos.
Los mismos empleados del Hospital General Nuevo Laredo pueden dar fe de algunas experiencias vividas, especialmente en los turnos nocturnos o de fin de semana, cuando el nosocomio se encuentra en menor movimiento, pero varias de estas historias tienen que ver con personal de dicha dependencia que pasaron a mejor vida y han vuelto a ser vistos en el lugar.
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FUERA DEL HORARIO HABITUAL
Uno de los lugares donde habitualmente suceden hechos desconocidos es la farmacia, donde empleados han vivido cosas extrañas, como que los medicamentos caigan de los estantes sin que nadie los mueva o hasta que se abra la puerta del refrigerador; pero hace cinco años sucedió un hecho sin precedentes.
“Un lunes a la hora de entrada, a las 8:00 de la mañana llegó una señora y me dijo que sí le podía cambiar el medicamento porque se lo habían dado mal la noche anterior. Yo le pregunté la hora y me dijo que había ido a las 10:00 de la noche”, platicó un empleado de esa área.
Este hecho sonaba imposible, ya que el horario de cierre de la farmacia los domingos es a las 8:00 de la noche, lo que causó extrañeza en el empleado.
La paciente insistió que había ido a consulta en la noche y que a las 10:00 de la noche le había dado los medicamentos una mujer de cabello corto.
“En la pared teníamos un retrato de compañeros, la señora señaló en la imagen a una compañera quien había fallecido algunos meses atrás. ‘Ella me los dio’, no puede ser, le dije, ella tiene como dos o tres meses que falleció”, expresó él.
La señora no quiso saber nada más de las medicinas y se fue del hospital. Este hecho propició que los compañeros de trabajo decidieran retirar la fotografía.
Por otra parte dentro de la misma farmacia, había una radio que se prendía por las noches, incluso cuando no estaba conectada a la electricidad ni era de pilas.
“Hubo un momento que decidimos guardarla en una caja y aún así se encendía, pero nunca hallamos una explicación lógica, por lo que decidimos desecharla”, dijo el mismo trabajador.
GRACIAS POR LAS COPIAS
Como es costumbre en los hospitales, cada cierto tiempo llegan médicos nuevos. Uno de ellos arribó una mañana con tacos a las oficinas para agradecer a la mujer que le había sacado copias una noche antes en el turno de la noche.
“No tiene explicación, fue un domingo en la noche y las oficinas administrativas estaban cerradas, pero a él no sólo le abrieron, sino que le sacaron copias”, contó un excompañero del doctor.
Cuando el médico llegó un par de días después para agradecer, a nadie le hacía sentido la historia, ya que ni el día ni la hora que indicaban era horario hábil en esas oficinas.
Nuevamente, una trabajadora del área administrativa había fallecido algún tiempo atrás, y al momento de que el médico hizo la descripción, los compañeros le mostraron una fotografía y se dieron cuenta que se trataba de la misma mujer.
A estas historias se unen otras, como la que contó un guardia.
“Me tocó un sábado para salir en domingo por la mañana, la única entrada era por Urgencias. En eso estaba pasando una señora con una niña por un pasillo, les hablaba para ver qué necesitaban e indicarles que por ahí no era la salida, pero ellas siguieron caminando y cuando di la vuelta en el pasillo ya no había nadie, no había forma de que salieran por esa puerta porque estaba cerrada y sólo yo traía llave”, contó.
Cosas que se caen, objetos que se mueven, sensaciones de frío inexplicable y otras manifestaciones paranormales son las que describen algunos de los empleados y extrabajadores que han estado en este Hospital General de Nuevo Laredo, sobre todo en horarios no habituales.