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Los Matachines: fe hecha danza

Para algunos sacerdotes y hasta obispos, los integrantes de estos grupos llegan hasta Dios a través de su baile; es otra forma de religiosidad

Escrito en NUEVO LAREDO el

La cultura de un pueblo con facilidad puede ser impregnada por los valores del Evangelio, las danzas prehispánicas se adaptan con lo católico, una Iglesia abierta y universal, sin ser un sincretismo, afirmó Juan Sánchez Hernández, de la cuasi parroquia de San Juan Diego en el Kilómetro 14.


Presentes en las fiestas religiosas, los matachines con un origen centenario, son quienes acompañan al ritmo de la música y compás de los tambores, sus pasos, agitando sus vistosos trajes de pies a cabeza en el atrio de la iglesia o procesiones especiales que representan la eterna batalla entre el bien y el mal.


“Desde el punto de vista religioso vale la pena recordar lo que ya los obispos a nivel Latinoamérica en la última conferencia que se llama Aparecida, el nombre por el lugar donde se realizó en Brasil, al hacer la reflexión sobre la manera en que nos podemos encontrar con la persona de Jesús en un encuentro y experiencia con Jesús, señalan diferentes aspectos”, refirió.


La palabra eucaristía, en el sacramento de la penitencia y oración, señalan también que en la religiosidad popular también nuestra gente se encuentra con son acciones que la religión oficial no se convoca.


“Nosotros como sacerdotes ni siquiera convocamos, son expresiones que nacen del pueblo, cuando son encaminadas a Dios, a la Virgen o un santo son experiencias religiosas, los obispos dicen: ‘Habrá que purificar esas experiencias’”, dijo.


Explicó que en ocasiones los llamados danzantes se quedan sólo en el folclor, en lo externo, sin que eso ayude en la religiosidad y a la vida de las personas, dedicando tiempo en la iglesia y esfuerzo en los ensayos para aprender la estructura definida con pasos específicos dirigidos por Adriana Hernández y Beatriz Castro, y el apoyo de los padres de familia.
“Aquí en la parroquia se presentan tres danzas, cuasi parroquia San Juan Diego, capilla San Rafael Guízar y Valencia en la colonia Valles Elizondo y capilla San Agustín en el Fraccionamiento Hacienda San Agustín; tengo siete fraccionamientos a mi cargo, espero después cuente con siete, estoy trabajando con los niños”, manifestó el sacerdote.
Explicó que las danzas en la religión es un encuentro con Jesús, de ahí la participación de los matachines en las procesiones y fiestas en fechas especiales con la indumentaria especial, trajes ricos en detalles elaborados a mano, lo que hace aún más valiosa su presentación.
Van desde sencillas camisas con un origen mestizo o camisetas, hasta un traje completo, portando paliacate al cuello y parte del rostro, collares, pinturas, bordados en hilo, canutillo, chaquira y lentejuela sobre tela de terciopelo, tocados de plumas y espejos.


Las maracas, sonajas, arcos y flechas en la mano derecha y en la izquierda un abanico de palmilla con listones de colores, botines o rústicas sandalias con pedazos de madera o huaraches, también forman parte de la indumentaria.


Los niños de la catequesis participan en un grupo de matachines, al ritmo del tambor, danzan son energía con sus trajes elaborados por ellos mismos y sus familias y se unen los adultos, en esta ocasión del fraccionamiento Haciendas San Agustín en el Kilómetro 16, al sur de la ciudad.


“Ellos saben que le danzan a Dios a través de los santos, yo les digo a los niños si vas a participar en ella, estarás en misa y lo aceptan”, comentó.
Invitó a cualquier danza de niños, jóvenes y adultos que se acerquen y no se baile por bailar y se tengan beneficios espirituales para la vida, además de disfrutar de la danza.


“Yo observo en la mayoría de nuestras danzas que parecen puestas en escena, terminan y se van, se desaparecen, no vemos a danzas que participen en sacramentos, sólo en lo folclórico, en la fiesta, hay que dar un poco más.


“Hay que estar atentos a los intereses de los niños y adolescentes y jóvenes, ¿por qué a veces nuestras iglesias están vacías?, porque les hablas de religión y catecismo y el chiquillo llega a fuerza porque su mamá lo manda o trae y no con alegría”, señaló el sacerdote tlaxcalteca.


Además de las danzas que es del agrado de los menores, el sacerdote dijo que combina algunas actividades como el deporte dentro de la iglesia.
“Pronto tendré la Liga de Futbol San Juan Diego para que después de la misa haya partidos, tal vez sólo vengan por eso, bueno, que sea el gancho y aprenda a ser cristiano”, expresó.


Agregó que en la ciudad existen pocos espacios para la familia y es responsabilidad como Iglesia ofrecerlos para que convivan las familias.
“De tanto trajinar en la semana tenga un espacio donde se relaje, todos tenemos derecho al descanso y de esa manera podamos lograr algo”, concluyó el sacerdote Juan Sánchez Hernández.


La Iglesia es universal y la danza popular, los matachines se adaptan a las fiestas religiosas al compás del tambor de madera y cuero, con movimientos que llevan un grado de dificultad, rapidez y mucho vigor por calles y avenidas donde el folclor pareciera no incluir el cansancio y se mantiene viva la tradición al sur de la ciudad.

Los matachines de la cuasi parroquia San Juan Diego, en su mayoría menores de edad, danzan con vigor en el atrio.


Matachines de la capilla San Agustín del fraccionamiento Haciendas San Agustín, en el Kilómetro 16.