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La Providencia, 148 años de arte panadero

Se han dedicado a hacer el mejor pan blanco y dulce no sólo aquí, su sabor se ha extendido al norte de Texas y estuvo a punto de ser premiado en Francia

Escrito en NUEVO LAREDO el

Ha sobrevivido a incendios, inundaciones y hasta crisis económicas, Panadería La Providencia, el primer negocio que surgió en Nuevo Laredo.
Fundado desde 1870, este negocio se ha dedicado a ofrecer el mejor pan blanco y dulce no sólo en la localidad, su sabor se ha extendido en la región e incluso su sabor ha sido trasladado hasta el norte de Texas y a pesar del tiempo el negocio que ha pasado de generación a generación, es de los preferidos por muchos.
“He estado casi toda mi vida aquí, mi trabajo es atender a la gente que viene, muchos de ellos adultos que recuerdan cuando sus papás los traían a comprar el pan. Todos los que emigraron y los que no han emigrado recuerdan y hasta las lágrimas se salen. Es algo muy bonito y nostálgico pero lleno de orgullo”, dijo José Luis Hernández Hinojosa, la cuarta generación al frente de la panadería.
El propietario de ese icónico establecimiento fue el señor Alejo Espinoza y su esposa Paula Hinojosa, quienes la heredaron a sus hijos Amador Hinojosa y su esposa Eulogia Espinoza, quienes lo administraron hasta las década de los años 60.
SU PRIMER RETO
En 1913, La Providencia, fue incendiada, cuando las fuerzas constitucionalistas de Don Venustiano Carranza acosaban a las de Victoriano Huerta, el fuego causó daños que algunos consideraron irreparables, en ese entonces el horno quedó en pie, lo que permitió a don Amador continuar con la elaboración de pan, hasta recuperarse de los daños.
DEPRESIÓN ECONOMICA
Años más tarde, en 1933, la crisis económica también se convirtió en un dilema, pero la fortaleza y confianza de Amador se impusieron a esta nueva desgracia, trabajando para atender a su clientela.
Posteriormente, fue doña Eulogia quien quedó al frente del negocio, pero tras la muerte de su esposo, enfermó y murió, dejando la responsabilidad a su hija Olga y su esposo Armando Hernández.
Olga falleció y Armando fue quien se hizo cargo de la panadería, además de la educación de cuatro hijos, uno de ellos José Luis.
El negocio siguió funcionando pese a las adversidades a las que se enfrentaban los comercios en Nuevo Laredo.
Algunos historiadores señalan que La Providencia estuvo a punto de recibir un reconocimiento en Francia en el año de 1942, pero la guerra en ese entonces evitó sucediera. El pan elaborado en los hornos de piedra incluso se ha probado en países como Guatemala, Estados Unidos y Cuba.
Su pan blanco, las conchas de chocolate o vainilla, el marranito, así como las empanadas de calabaza siguen siendo el producto más clásico de La Providencia que espera continuar por muchas generaciones más.