En Monterrey, existe una construcción famosa por su diseño tubular y por las historias sombrías que la rodean: la Casa de los Tubos. Aunque muchos piensan que esas narraciones son mitos, su historia y su transformación reciente demuestran que el pasado difícilmente se borra.
La versión más común cuenta que en la década de los 70 llegó a Monterrey un hombre con su hija, quien no podía caminar y dependía de una silla de ruedas.
Deseando darle autonomía, ordenó construir una casa donde ella pudiera desplazarse sin ayuda. Para ello se diseñaron rampas interiores conectadas con estructuras tubulares verticales, que dieron el nombre popular al inmueble.
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A medida que avanzaba la obra, comenzaron a presentarse sucesos inexplicables: herramientas que desaparecían, tensiones entre los obreros y accidentes fatales. Uno de ellos cayó desde lo alto sin explicación, y otro pronunció “no quiere que estemos aquí” antes de morir.
Según relatos locales, el padre llevó algún día a su hija para mostrarle la casa. La leyenda dice que ella alcanzó niveles altos de forma inexplicable y cayó desde una ventana. Devastado por la pérdida, el padre se quitó la vida poco después. Desde entonces, la construcción fue abandonada durante décadas.
Realidad moderna: remodelación y premios arquitectónicos
Contrario a lo que muchos piensan, la Casa de los Tubos no fue demolida por completo: en 2016 una firma de arquitectos inició una remodelación parcial del inmueble.
Hoy alberga una residencia que ha ganado reconocimientos internacionales por su diseño. En 2020, fue galardonada en los International Property Awards, destacando la conservación de su estructura original y la integración de elementos modernos como mármol, madera y espacios luminosos.
El dueño actual, Hugo Schiaffino, ha contado que, durante la transformación, escuchó comentarios de trabajadores que abandonaban la obra tras percibir ruidos extraños, pero él mismo se declara escéptico de lo paranormal.
