La moringa, conocida como el "árbol milagroso", ha ganado popularidad debido a sus numerosas propiedades medicinales y su riqueza en compuestos beneficiosos para la salud.
Este árbol, originario de Asia y África, se utiliza en diversos tratamientos, desde la salud y la belleza hasta la prevención y cura de enfermedades.
La moringa y la diabetes
La moringa es una fuente rica en vitaminas y minerales. Contiene vitamina A, B1 (tiamina), B2 (riboflavina), B3 (niacina), B6, folato y vitamina C. Además, es rica en minerales como calcio, potasio, hierro, magnesio, fósforo y zinc. Lo más notable es que la moringa es extremadamente baja en grasas y no contiene colesterol dañino.
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Beneficios
Varios estudios iniciales muestran que las proteínas similares a la insulina que se encuentran en la moringa pueden ayudar a reducir el azúcar en sangre.
Las sustancias químicas vegetales que se encuentran en las hojas pueden ayudar al cuerpo a procesar mejor el azúcar y pueden afectar la forma en que el cuerpo libera insulina.
Uno de los principales beneficios de la moringa es su capacidad para proteger y nutrir la piel y el cabello. El aceite de semilla de moringa protege el cabello de los radicales libres, mientras que las proteínas que contiene ayudan a proteger las células de la piel del daño. Sus propiedades hidratantes y desinfectantes también benefician la piel y el cabello, pudiendo curar infecciones y llagas.
La moringa también es conocida por tratar el edema, una condición dolorosa que implica la acumulación de líquidos en los tejidos del cuerpo. Sus propiedades antiinflamatorias pueden prevenir el desarrollo de edemas.
Asimismo, la moringa protege el hígado de daños y acelera su reparación, y sus extractos contienen compuestos que pueden ayudar a prevenir el cáncer y suprimir el desarrollo de células cancerosas.
Para problemas estomacales como el estreñimiento, la gastritis y la colitis ulcerosa, los extractos de moringa pueden ser beneficiosos gracias a sus propiedades antibióticas y antibacterianas. Además, su contenido en vitamina B ayuda a la digestión. También combate infecciones bacterianas y fúngicas, contribuye a la salud ósea y trata trastornos del estado de ánimo como la depresión y la ansiedad.
La planta protege el sistema cardiovascular, ayuda en la cicatrización de heridas, controla la diabetes al reducir los niveles de glucosa en sangre, y mejora la función pulmonar en casos de asma. Además, protege contra trastornos renales y reduce la presión arterial alta.
Sus antioxidantes mejoran la salud ocular y su alto contenido de hierro ayuda a tratar la anemia y la enfermedad de células falciformes.
Precauciones y efectos secundarios
Aunque la moringa tiene muy pocos efectos secundarios reportados, es fundamental consultar a un médico antes de consumirla, especialmente para mujeres embarazadas, ya que puede afectar la fertilidad. En general, la moringa se considera segura, pero siempre es necesario el asesoramiento médico antes de incorporarla a la dieta.