En los 100 años de recopilar noticias, sin duda una de las más trágicas y tristes que ha publicado El Mañana es la del terremoto del 19 de septiembre de 1985 de la Ciudad de México.
A la fecha, no se sabe con exactitud cuántas personas murieron en el evento, pero se calcula que hubo al menos 10 mil.
En esa época aún no había la tecnología que hay actualmente, el periódico se hacía todo a mano, es decir, cada proceso se hacía por departamentos, había el área de teletipos, por donde llegaba la información, de ahí pasaban las notas por redacción, departamento en el que se seleccionaban las que se publicarían ese día; después al departamentos de mecanógrafos, de ahí a formación y luego a fotomecánica.
El internet aún no existía.
Ese día del temblor la información llegaba a cuentagotas, los periódicos del interior del país como El Mañana tenían que esperar horas y horas para recibir fotos y notas, y poder formar su portada y páginas interiores.
Debido a lo importante de la noticia se creó un grupo de reporteros que estuvo monitoreando los noticieros de televisión, una de las únicas fuente en aquel entonces, para comenzar a realizar algunas notas sobre los hechos.
Aunque se cubrió al 100% la noticia, ya que hubo hasta una sección especial dedicada a la tragedia, las fotos que se recibían de las agencias de la Ciudad de México llegaban de baja calidad, pero así se aprovechó todo el material que se recibió.
Ese día y los siguientes los ciudadanos de Nuevo Laredo y de todo el mundo se solidarizaron con oraciones y colectas de víveres para ayudar a los afectados.
TRISTES RECUERDOS
A las 7:19 horas del 19 de septiembre de 1985 la Ciudad de México fue sacudida por un sismo de 8.1 en la escala de Richter, con duración de minuto y medio.
Tras el movimiento telúrico, el gobierno reconoció la muerte de entre seis y siete mil personas; sin embargo, la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) contabilizó 26 mil.
Por su parte, las organizaciones de damnificados calcularon en 35 mil los muertos. Edificios emblemáticos se derrumbaron: el Hotel Regis, el Conalep en Balderas, las instalaciones de Televisa en avenida Chapultepec, el Centro Médico, el Hospital Juárez, el edificio Nuevo León en Tlatelolco, el multifamiliar Juárez, las oficinas de la Secretaría de Trabajo, de la Secretaría de Comunicaciones, de la Secretaría de Comercio y la de la Secretaría de Marina, así como muchas viviendas en las colonias Morelos, Tepito, La Lagunilla, Guerrero y Valle Gómez.
Los expertos informaron que lo sucedido esa mañana fue “el peor temblor en México” y enfatizó la solidaridad de los voluntarios que entre los escombros rescataban a personas atrapadas.
Esa mañana de 1985 el temblor no sólo despertó a la sociedad civil con numerosas pérdidas, sino que de la tragedia y los escombros también surgieron comités barriales, vecinales, de trabajadores y de salvamento -como el caso de los famosos “Topos”-, y un sinnúmero de organizaciones más que exigieron a las autoridades un mayor control en las construcciones y una preparación adecuada para enfrentar ese tipo de desastres, para que lo sucedido aquel 19 de septiembre no se repitiera jamás.
En aquel año la Ciudad de México, capital del país, hospedaba a más de 10 millones de habitantes, según el tercer informe de gobierno del entonces presidente, Miguel de la Madrid Hurtado.
Esta cuantiosa población, reunida en mil 485 kilómetros cuadrados, elevó el impacto de la tragedia que golpeó a la mayor urbe de esa nación norteamericana.
Al tema hay que sumar las réplicas, siendo la más significativa de ellas la que aconteció un día después, durante la noche del 20 de septiembre. Con esta, varias construcciones terminaron por colapsar.
La cifra exacta de víctimas del terremoto de 1985 es desconocida. El gobierno contó 3 mil 692, mientras que la Cruz Roja Mexicana estima más de 10 mil muertes.
La tragedia cambió por completo la imagen de la Ciudad de México, pero también unió a sus habitantes en un firme y común propósito: levantar al país de nuevo.
Miles de personas voluntarias ayudaron al rescate de las víctimas o a atender a los damnificados, al tiempo que surgieron movimientos sociales impulsando cambios políticos.
Cuatro años después del terremoto de 1985, comenzó el proyecto de Alerta Sísmica Mexicano. Este consiste en una red de sensores que detectan las ondas sísmicas superficiales que son mayores a una magnitud de 5 en la escala de Richter. Gracias a este sistema los habitantes de la Ciudad de México son alertados 50 segundos antes de que se presente el sismo.