Sin duda lo hay llegado a ver, una especie de grillo gigante llamado 'cara de niño' que dicen los abuelos que puede causar envenenamientos o desgracias en el hogar de tenerlo o tocarlo, pero ¿Esto es verdad o solo son mitos creados en el tiempo?
También llamado grillo de Jerusalén, el cara de niño pertenece a la familia de los Stenopelmatidae. Y si, no es un grillo (es primo de estos insectos) ni tampoco viene del medio oriente, pues es endémico del oeste de Estados Unidos y de la costa del Pacífico y el centro de México.
Lamentablemente alrededor de este animalito de jardín existen múltiples mitos y rumores sobre su supuesta peligrosidad y mal augurio, haciendo que las personas lo maten sin saber que, en realidad, este traer múltiples beneficios a la tierra.
Mitos del 'cara de niño'
Uno de los más comunes que se suele escuchar de los mayores es que el cara de niño es venenoso. No hay nada más falso que eso, pues este grillo de Jerusalén no posee un aguijón con el que pueda inyectar alguna toxina.
Se cree que este rumor se creó así, pues pueden emitir un olor nauseabundo y son capaces de infligir una mordedura dolorosa si son molestados.
Su momento de más aparición es entre septiembre y diciembre, regularmente permaneciendo debajo de la tierra húmeda y solo saliendo para encontrar pareja por las noches, cuando emiten un ruido que generan con el roce de sus patas traseras con el vientre. Aunque menos perceptible que el de un grillo, este sonido también es malinterpretado como señal de mal augurio.
Beneficios del 'cara de niño'
Evidentemente la presencia de este insecto es más que beneficiosa, pues al afianzarse al jardín ayuda a comer raíces innecesaria de las plantas, procurando que el aire circule y así crezcan sanas y fuertes gracias a las madrigueras donde viven, construidas por ellos mismos y que pueden medir hasta 25 cm de profundidad.