En vida siempre ayudó a los demás, y al morir no podría ser diferente. Cristian Córdova Rodríguez, el famoso camarógrafo regio mejor conocido como "Cristian sin H", murió hace unos días y dio vida donando sus órganos, ayudando a 50 personas que lo requieren.
Quienes conocieron a Cristian como compañero de trabajo en los medios de comunicación en Monterrey lamentaron su fallecimiento y aseguraron que siempre fue un gran amigo.
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El camarógrafo, quien se graduó en la Facultad de Artes Visuales de la UANL, fue el donador multi orgánico que ayudó a 50 personas que estaban en la lista de trasplantes.
“Cristian sin Hache” tenía 36 años y estuvo casado con Silvia López, con quien procreó un hijo de tres años quien padece de parálisis cerebral.
El 10 de julio Cristian sufrió un derrame cerebral y fue internado en la Clínica 2 del IMSS, posteriormente fue llevado a la Clínica 33, donde el día 15 se confirmó su muerte cerebral.
“La doctora Arias habló conmigo para empezar un protocolo de la procuración de órganos", dijo Silvia al periódico El Norte, "sugieren que tome en cuenta la donación de órganos; en su estado todo funcionaba, solo su cerebro no. En el momento que ella me dijo le dije que sí, no lo pensé".
"Aún un así me dijo ‘si gusta puede tomarse el tiempo para pensarlo' y le dije que no (que estaba de acuerdo). En ese momento saqué la licencia para ver si era lo que él quería”.
Comentó que ya desde años, en pláticas familiares, habían acordado donar los órganos de ella o de él, si algo les pasaba.
Le gustaba ayudar a la gente
En diciembre del año pasado, durante un incendio en la colonia Balcones de Alta Vista, Cristian fue uno de los primeros en prestar auxilio a los vecinos de una casa siniestrada.
Su esposa le había recomendado que solo fueran a mover los carros que estaban afuera para que no explotaran, pero Cristian cargó con una escalera, sacó otras cosas y así pudo salvar a un niño del incendio.
El día de su deceso, familiares, amigos, médicos y enfermeras le hicieron una valla y entre aplausos hizo su último recorrido en el hospital, del piso de terapia intensiva hacia el quirófano donde se extraerían finalmente sus órganos, para seguir ayudando a la gente como lo quería en vida.