El conducir a bajas revoluciones podría dañar el motor de automóvil y no te has dado cuenta.
Es cierto que manejar de esta manera puede ahorrarte unos pesos de combustible, pero al hacerlo así de manera habitual, partes del motor sufrirán daños que te costará más dinero a la hora de repararlos.
Te podría interesar
Los motores de gasolina registran su horquilla de vueltas sin forzar rendimiento entre las 2 mil y las 4 mil revoluciones por minuto.
Como ya dijimos, conducir a bajas revoluciones fuerza menos el motor y hace que consuma menos gasolina, pero puede tener sus pros y sus contras. Si al pisar el acelerador el motor nos ofrece sus beneficios en toda plenitud, también es cierto que el consumo se dispara.
Recuerda que si conduces a bajas revoluciones, en un momento dado podrás necesitar aumentar la potencia para subir una loma o para realizar un adelantamiento en plena carretera.
La respuesta del motor de tu vehículo será mucho más lenta y, por lo tanto, el consumo de combustible será mucho más elevado. Esto suele ser muy peligroso, ya que si vas a rebasar podría no darte la suficiente potencia y estaría tu seguridad en riesgo de no cumplir el objetivo.
Conducir a bajas revoluciones puede provocar averías en el motor, por el hecho de que, este tipo de conducción hace vibrar mucho más de lo habitual los motores, que sufren mucho más de lo que debieran y que puede ocasionar la rotura de algunas piezas o su desgasten acelerado.
Un punto que debes tomar en cuenta también es el aceite, ya que a bajas revoluciones tardas mucho en alcanzar la temperatura de funcionamiento, situada entre los 80 y los 90 grados.
Si el aceite no trabaja a esa temperatura, no lubrica correctamente los componentes del motor, pudiendo dar lugar a una avería cara de reparar, e incluso podría obligar a cambiar el motor entero.
Si además se trata de un motor turbo, este no lubrica adecuadamente, no funciona a pleno rendimiento y podría llegar a romperse.
Esperamos que te hayan servido estos comentarios.