Con el fallecimiento de Doña Consuelo Loera, y con el confinamiento de su hijo, Joaquín "El Chapo" Guzmán muchas personas se preguntan a dónde va a ir a a parar la herencia de la mujer.
La única propiedad que se la conoce a la ahora finada es la llamada "Casa Rosa", una residencia de construcción grande pero sencilla que el capo sinaloense le construyó a su madre.
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La herencia de la mamá del 'Chapo' Guzmán
En las montañas de la Sierra Madre Occidental, a la entrada del pintoresco poblado de La Tuna, en Badiraguato, se encuentra la residencia que durante años fue hogar de Consuelo Loera.
La casa, ubicada en la tierra natal de El Chapo, ha sido testigo de eventos significativos y ha capturado la atención del público por su singular diseño y colores rosa y marrón.
Dejó la casa por un ataque
El acceso a esta imponente propiedad era más fácil a través de cuatrimotores, dada su ubicación en la parte intermedia de un cerro.
Aunque Consuelo Loera dejó de residir allí desde 2016, después de un ataque de grupos contrarios al Cártel de Sinaloa, la mansión ha permanecido prácticamente intacta.
El caserón, de estilo hacienda con acabados rústicos, se destaca por sus numerosas plantas que adornan la fachada principal y está rodeado de extensas hectáreas de árboles y colinas.
La terraza, equipada con sillas y mesas de plástico blanco, bancas de madera y amplios patios, ofrece una vista panorámica de los alrededores.
Construcción simple
La construcción se caracteriza por su simplicidad y cuenta con lo esencial. Sin embargo, lo más llamativo en la propiedad es una capilla de la Iglesia Apostólica de la Fe en Cristo Jesús, construida por el propio "Chapo" en 1989 como un gesto de devoción filial hacia su madre.
Aunque no está claro si la capilla está registrada como asociación religiosa en México, fue un lugar de oración para Consuelo, quien en los últimos años pedía a Dios que su hijo enderezara su camino y buscara otra ocupación.
A pesar de la controversia que rodea a la familia Guzmán, la residencia era la única propiedad que se le conocía a Consuelo Loera, y sigue siendo un lugar lleno de leyenda, con sus colores distintivos y la capilla que refleja la complejidad de la vida en torno a una figura central en el mundo del narcotráfico.