Luisa Yareli acababa de cumplir 5 años de edad; el día que la atropellaron estaba por celebrar su fiesta, en la que quería ver muchos globos, usar un vestido de princesa y comer pizza de peperonni.
Todo eso hubiera sido posible si César 'N', un joven de 21 años de edad, no la hubiera dejado tirada a su suerte en la calle Lerdo de Tejada de la colonia Mártires de Cananea, en Hermosillo, Sonora, el miércoles 1 de noviembre, después de atropellarla en su camioneta blanca.
Te podría interesar
¿Cómo ocurrió el accidente?
Trascendió que Luisa Yareli estaba cruzando la calle el miércoles pasado a las 3:55 de la tarde, cuando una camioneta blanca Chevrolet Tahoe, sin placas de circulación, atropelló a la pequeñita.
La persona que la conducía, en lugar de pararse a ayudarla, huyó, dejándola agonizando en la calle. La niña murió por los fuertes y graves golpes que sufrió.
Ayer la Fiscalía General de Justicia del Estado de Sonora (FGJES) encontró la camioneta en la colonia Villa Verde, en la calle Santa Magdalena, la cual coincide con un video que circuló en redes sociales. Después, circuló la fotografía de una camioneta blanca, estacionada en una casa y tenía manchas de sangre.
El conductor era un joven de nombre César "N", de 21 años, quien se dio a la fuga; trascendió que habría ido a Estados Unidos y ya hay una orden de aprehensión en su contra por el presunto homicidio y otros cargos.
Despiden a Luisa Yareli con globos y pizza
La niña había cumplido 5 años el pasado 26 de octubre, por lo que esperó con ansias la llegada de su festejo.
Una piñata, muchos globos de colores, flores y regalos fueron colocados ayer sobre el féretro blanco en el que fueron colocados los restos de la niña.
Un enorme globo con el número 5 flotaba encima del ataúd de Luisa Yareli, mientras que familiares, amigos y vecinos se despedían de ella.
El adiós dolió y caló por la forma. Fue velada en la funeraria San Martín, en la capilla F1, en en bulevar Luis Encinas de Hermosillo.
Su familia tuvo que realizar boteo para recolectar dinero y poderle dar un adiós digno y repentino.
En el lugar del accidente hay veladoras, dulces, comida, fotografías, globos y hasta juguetes.