Expertos aconsejan que no se le pongan adornos en la cabeza a los bebés al menos durante los primeros dos años de vida, costumbre que se lleva a cabo sobre todo en niñas; el primero de los varios riesgos de esta difundida práctica es que un bebé es más propenso a sufrir una reacción adversa en la piel
Perjudican el cráneo y su desarrollo
Las cintas y diademas hacen presión en la cabeza, lo que puede hacer que se deforme, pues los seres humanos no tienen los huesos unidos de forma firme al nacer, sino que hasta entre los y 7 los 19 meses se asimilan minerales que permiten que los espacios se cierren y endurezcan, de acuerdo a la Biblioteca de Medicina de los Estados Unidos.
Daño capilar y pérdida de pelo
Hay prendedores muy pesados que hacen que los mechones de pelo se rompan, además pueden inflamar el cuero cabelludo, lo que origina un problema de alopecia pro tracción, la cual puede llegar a ser permanente si no se trata a tiempo, según un estudio del Hospital para Niños del Instituto Materno-Infantil del Estado de México.
Se incrementa peligro de asfixia
Como los bebés no saben de peligros, su curiosidad los hace que se lleven cualquier objeto a la boca, incluso partes de los moños que se sueltan con el uso; además, si las bandas son muy flojas, pueden desprenderse y enredarse en la nariz y cuello de la pequeña, causando asfixia.
Señales
Uno de los principales indicios de que a tu bebé le molesta algún adorno es el llanto; si tu nenita empieza a llorar cada que le colocas un adorno y trata de quitárselo, ¡alerta! Debes checar también si tiene zonas con irritación marcas o lesiones.
Lo anterior no significa que no puedas arreglar a tu niña de forma femenina, sin arriesgar su integridad, pues los adornos con broche son una opción segura que la mantendrá sin incomodidades ni afectaciones en su cabecita.