Un terrible caso en el Estado de México indignó a las personas en redes sociales tras descubrirse cómo un bebé murió dentro del vientre de su madre debido a que los médicos la regresaron porque "aún no era el parto".
Fue el pasado 28 de diciembre cuando María Pérez, residente de Tecámac, Estado de México, acudió al hospital para evaluar el estado de salud de su bebé. En dicha revisión, una enfermera le indicó tener dos puntos de dilatación, señal de un posible parto, recomendándole quedarse en el Hospital Las Américas" durante la noche para su monitoreo.
A pesar de lo anterior el médico a cargo, Juan Gerardo Ochoa Flores le aseguró que aún no estaba lista, mandándola a su casa a realizar sus actividades diarias sin ninguna preocupación.
"...y que tenía que regresarme a casa a barrer y trapear, ya que yo no podía estar ahí”, declaró María Pérez a Foro TV.
Tres días después, luego de sentir una intensa fiebre y malestar general, volvió a acudir al nosocomio, donde le indicaron que su bebé ya no contaba con signos vitales dentro de su vientre.
“Yo ya iba muy mal, me sentía con contracciones. Tardaron como una hora y media o dos horas para que me pasaran a hacer el tacto nuevamente, checarme la dilatación y los latidos de la niña”, contó la mujer al medio.
Según el testimonio de María, ella aún sentía los movimientos de su hija de camino al hospital, prueba de que aún seguía con vida. Ya en la clínica, tenía dolores tan intensos que solicitó le practicaran una cesárea, sin embargo, los doctores le negaron esta asistencia, portándose sumamente groseros con ella.
“No se te va a practicar cesárea […] porque nadie te mando a abrir las piernas”, sería la respuesta del médico de turno.
La víctima relata que pasó cerca de diez horas en labor de parto. Además en ningún momento durante su embarazo le indicaron que tenía preeclampsia.
El certificado de defunción establece que la menor, Mía Zoé, falleció por tener el cordón umbilical enredado en el cuello y por deficiencia de líquido amniótico. Ahora, la mujer busca demandar al doctor Juan Gerardo Ochoa que la mandó a casa por negligencia médica.