La ciudad de Monterrey cumple hoy 426 años de haber sido fundada, y con el paso del tiempo su cara se ha ido transformando en una metrópoli rápida y vanguardista, pasando de ser una ciudad "chaparra", como alguien le llamó, a una ciudad de grandes edificios.
Hace 40 años comenzó esta transformación, justo en las calles del centro de la ciudad, cuyos barrios y edificios antiguos eran bien reconocidos por la gente de aquellos tiempos.
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El barrio de Triana, era uno de esos lugares donde se juntaban la palomilla de amigos y el lugar de reunión de muchos toreros de la época.
La Fuente Monterrey, sobre la calle Zaragoza, era uno de los puntos de reunión de las familias regiomontanas las tardes de sábado y domingo y ni qué decir del majestuoso Cine Elizondo, sobre la misma calle, que era una verdadera obra de arte en su interior, cubierta de laminados de oro y sus enormes budas cercanas al foro.
Los comercios en pequeño, de zapateros, tiendas de ropa, sastres, sombrererías, reparadores de electrodomésticos, pequeñas fondas, panaderías y demás, eran frecuentados por asiduos clientes que sabían que ahí encontraban no solo calidad, sino buen servicio de sus propietarios.
Pero vino entonces un nuevo gobierno, el de Alfonso Martínez Domínguez quien propuso cambiarle la cara al centro.
La labor no sería fácil pues tendría que liquidar a cientos de propietarios de casas y comercios, para levantar en un rectángulo que comprendía las calles de Padre Mier a 5 de Mayo y de Escobedo a Doctor Coss, una gran manzana que uniría el Palacio de Gobierno con el Palacio Municipal.
En 1982 comenzó la tarea de derrumbar los sueños e ilusiones de miles de personas que ahí crecieron e hicieron del comercio su modo de vida.
Traxcavos por aquí y camiones cargados de material por allá, en medio de nubes de polvo, se vieron como hormigas en esos años. De acuerdo a la maqueta que se presentó, la Gran Plaza, llamada popularmente como Macroplaza, comprendería de edificios de entre 10 y 20 pisos de altura alrededor de la manzana principal.
Sin embargo algo pasó o la devaluación se encargó de cambiar el proyecto de Martínez Domínguez.
Por el lado de Zuazua se levantó el Teatro de la Ciudad y enfrente, sobre Zaragoza, se edificó el Congreso del Estado y el edifico del Infonavit y se reubicó la Fuente Monterrey a su costado. Frente al Palacio de Gobierno se dio forma a la Explanada de los Héroes y hacia el sur, frente al Teatro se dio trazo al Parque Hundido.
Con el tiempo llegaría el Museo del Noreste y el Museo de Historia Mexicana y más recientemente el Paseo Santa Lucía, que parte a un costado de ellos.
De aquel tiempo, hace 40 años, también es el Museo de Arte Contemporáneo (MARCO), a un costado de la Catedral. Se regeneró la Plaza Hidalgo y se construyó la Fuente de la Vida, o el Neptuno, como se le conoce.
Lejos quedaron los sueños de hacer una Gran Plaza de acuerdo a la maqueta. En su lugar, grandes manzanas de áreas verdes la sustituyeron y cambiaron el diseño original. Sin embargo, la Macroplaza es el centro de reunión de los regiomontanos desde entonces.
En 1986 cuando Monterrey fue subsede de la Copa del Mundo de ese año en México, los "holligans" de Inglaterra tomaron por asalto al Neptuno y se bañaron en la fuente.
Hoy Monterrey está de fiesta. Cumple 426 años y el alcalde, Luis Donaldo Colosio, anunció que quedó aprobado por el cabildo la inscripción de "Héroica Ciudad de Monterrey", en honor y recuerdo a la Batalla registrada en 1846 contra el Ejercito de Estados Unidos, muy cerca de los Museos aquí señalados.
Que viva Monterrey y que siga creciendo...