El último afluente vivo de la Ciudad de México, el Río Magdalena Contreras, muere por el exceso desmedido de la contaminación y la disminución de su caudal.
Mientras la alcaldía de Magdalena continúa otorgando permisos de instalación de puestos ambulantes en Los Dinamos, así como juegos mecánicos y licencias para desarrollos inmobiliarios.
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Muere el río Magdalena Contreras
Un afluente es un arroyo o río secundario que lleva sus aguas a otro mayor o principal.
En la Secretaría de Medio Ambiente (Sedema) existen 15 denuncias por la construcción de viviendas en la esa zona, pese a que los cuatro dinamos, que tienen una extensión total de 2 mil 939 hectáreas, donde está el río, son de carácter inalienable, intransferible e inexpugnable, y pertenecen a mil 776 comuneros.
El aumento de los puestos ambulantes con el permiso de la alcaldía de La Magdalena Contreras, provoca que los restos de aceite quemado se filtren tanto en el suelo como directamente al Río Magdalena.
En días pasados la Secretaría de Medio Ambiente capitalina informó que ya hubo un primer acuerdo sostenido entre la empresa inmobiliaria Frisa y las organizaciones de comerciantes que realizan sus actividades en un predio de su propiedad en La Cañada, con el objetivo de garantizar un proyecto que garantice la biodiversidad y la conservación del Río Magdalena.
Según este acuerdo, Grupo Frisa publicó una propuesta del Parque Natural “La Cañada”, que contempla la restauración y protección del río y el bosque, el ordenamiento de las actividades comerciales y recreativas que se realizan en este espacio, y el freno a; crecimiento urbano desordenado en la zona.
Es tal la contaminación del afluente que en 2017 se recolectaron en el afluente más de 12 toneladas de basura con ayuda de la organización ecologista Sea Shepherd México, limpiar que desgraciadamente no se ha vuelto a replicar y ahora muere el río Magdalena Contreras.