Los nacimientos durante el confinamiento es algo que seguramente figurará en los textos de historia moderna. Los bebés nacidos durante la cuarentena reciben el nombre de cuarentenials.
Los bebés de esta curiosa generación cumplen ya sus primeros meses de vida, algunos ya caminan y empiezan a explorar su entorno.
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Los cuarentenials
Pero no son cualquier recién nacido. Ellos han convivido dentro de un ambiente restringido, con pocas salidas al exterior y rodeados de adultos con la mitad de la cara cubierta.
Una realidad prácticamente de ciencia ficción, en la que las visitas de las personas fuera de su familia siguen siendo restringidas, con abrazos limitados y poco o nulo contacto físico afectivo.
Reciben las miradas a distancia, pero se están perdiendo las sonrisas, gestos e incluso parte de la voz de sus adultos y familiares.
Ya pasados los meses más rudos de la pandemia, ahora cuando sus padres podrán hablar y tomar medidas para el futuro de sus hijos.
Jessica Rodríguez Czaplicki, presidenta de la Asociación Española de Psicología Perinatal menciona acerca del tema:
“La situación que vivieron estas familias durante el aislamiento de marzo a junio, aunque la vivimos todos, era totalmente antinatural, anormal y con mucha sensación de peligro e incertidumbre”.
El paso por el hospital
El Ministerio de Sanidad de ese país elaboró un manual para Mujeres embarazadas en situación de confinamiento y a partir de ahí, cada hospital y centro iba creando sus propios criterios.
El Dr. Tirso Pérez de Medina, jefe de servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital Puerta de Hierro:
“Las cosas iban cambiado mucho de un día para el otro. Hemos funcionado con la evidencia científica que hemos ido teniendo a mano”.
El especialista ha asitido 700 embarazos, entre abril y mayo; 90 han sido con mujeres contagiadas de covid-19:
Los médicos decidieron mantener a los bebés con sus madres, quienes seguían todas las medidas aanitarias: lavarse los senos, las manos, usar cubrebcoas y tener la cuna a 2 metros cuando no estuvieran amamantando al bebé.
En esos días, aún la probabilidad de que la enfermedad se traspasara de madre a bebé era muy reomta, pero hace pocos días un grupo de obstetras parisinos detectaron el primer caso de transmisión a través de la placenta, lo que cambia el panorama.
El lado positivo de la situación es que por el trabajo en casa los padres han tenido la posibilidad de dedicarse casi al 100% a sus hijos, 24 horas al día, los 7 días de la semana.
La nueva normalidad... no tan normal
Cuando ya se esperaba una nueva normalidad hizo su aparición el ómicron, que aunque ya va de bajada en contagios, retrasaraá durante meses el fin de la pandemia.
A pesar de la relajación de las medidas sanitarias, muchas parejas con bebés conservan las mismas medidas que utilizaron durante la cuarentena.
“Con un niño pequeño es difícil volver a la normalidad de antes. Te da miedo contagiarte y que le pase algo al pequeño.
Seguimos haciendo la compra online, usando mascarillas siempre que salimos a la calle, saliendo solo para el paseo del bebé. Los abuelos, lo cogen en brazos, pero con mascarilla y no lo besan; los familiares que vienen a casa, deben hacerlo con ropa limpia. Y nada más llegar de la calle, desinfectamos todo”.
Durante los últimos dos años cualquier visita era un riesgo. A quienes eran nuevos padres les dolía no ver al resto de su familia:
“Pero no podías hacer otra cosa. Ahora nos han visitado algunos familiares, y otros quedan por venir. Hoy, nuestro día a día no ha cambiado sustancialmente a lo que vivíamos en la fase 3. Ya tenemos más visitas, y con los familiares más cercanos, uno se va relajando".
"Un amigo que viene por primera vez, le tenemos que decir que se ponga la mascarilla. Es un poco violento decirle a alguien que quieres que no toque o coja al niño”.
Otras parejas recién estrenadas como padres también les preocupa que sus interacciones con las personas solo fueran a través del celular limitándose la relación a videollamadas o envío de vídeos y fotos.
Apenas conocieron a sus abuelos
Después de más de 24 meses muchos bebés apenas están conociendo a sus abuelos. Visitas siempre con cubrebocas, respetando la sana distancia y sin acudir a sitios muy llenos.
Por suerte, en estos días los chiquitines aún no alcanzan a apreciar su rara situación; probablemente lo hagan cuando dentro de unos años vean sus primeras fotografías familiares y pregunten por qué los abuelos y sus mayores llevaban siempre cubrebocas.
Esta es la realidad de los Cuarentenials, de los que años más tarde se verán los efectos de haber nacido en una época de restricciones de todo tipo, pero sobre todo, las muestras de cariño limitadas.