Al rendir su informe en ocasión de su Cuarto Informe de gobierno el presidente Andrés Manuel López Obrador proclamó que su legado de gobierno deberá definirse como Humanismo Mexicano por la orientación social de sus políticas y aún cuando se nutre “del pensamiento universal”, advirtió que su esencia “surge de la milenaria riqueza cultural mexicana y la fecunda historia nacional”.
Ante más de un millón 200 mil seguidores que marcharon desde el Ángel de la Independencia para congregarse posteriormente en el Zócalo capitalino, el Mandatario reivindicó la importancia de la cercanía gubernamental con el pueblo, es un imperativo que debe asumir un gobierno democrático y humanista.
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Aseveró la importancia de “tener amor al pueblo” en el ejercicio del poder.
Parafraseó a algunos personajes de la historia nacional como Lázaro Cárdenas y Benito Juárez, quien decía, “con el pueblo todo, sin el pueblo nada”.
López Obrador aseguró que durante su gestión se garantiza la libertad de expresión y el derecho a disentir refiriendo a que en días pasados se realizó una cumbre de personajes de la derecha internacional. Señaló que su Gobierno no quiere aplicar el Artículo 33 Constitucional (que refiere a la expulsión de extranjeros que se inmiscuyen) “No queremos llamar a nadie extranjero pernicioso. Este es un país de libertades y tenemos vocación democrática”.
Casi dos horas de discurso en las que aseveró que el Gobierno ya no participa en fraudes electorales; los poderes legislativo y judicial actúan “con absoluta independencia; existe libertad religiosa y al mismo tiempo hay un Estado laico”.
López Obrador afirmó que la política es, entre otras cosas, “pensamiento y acción y aún cuando lo fundamental son los hechos, no deja de importar definir el modelo político que estamos aplicando.
Mi propuesta sería llamarle humanismo mexicano, porque tenemos que formar un distintivo. Humanismo mexicano no sólo porque, como diría el César, Publio Terencio, quien proclamó que nada de lo humano nos es ajeno”, también se apega fundamentalmente a la historia nacional y a la riqueza natural mexicana.
Recordó que así como Francisco I. Madero llamó a las armas para revelarse contra el Porfiriato, porque aunque en ese entonces se proclamaba la existencia de paz y prosperidad, estas no estaban basadas ni en el Derecho y la prosperidad era sólo para unos cuantos.
Acompañado de los gobernadores morenistas y de su gabinete legal y ampliado (A quienes hizo un reconocimiento como colaboradores leales) López Obrador dijo que, así como dijo Madero, su Gobierno proclama que progreso sin justicia es retroceso. “Nuestra tesis es que no basta el crecimiento por si mismo sino que es indispensable la justicia”.
Con las nuevas políticas económica y social “se ha desechado la opción tecnocrática que el progreso se mide a través de indicadores, pues ese crecimiento no refleja las realidades sociales. Lo fundamental no es lo cuantitativo sino lo cualitativo, el fin del Estado debe ser la felicidad del pueblo, sin miseria.