El catán es un pez fabuloso por sus diferentes características, además de su gran tamaño; se han pescado ejemplares que han alcanzado los tres metros de largo y más de 200 kilogramos de peso, es buscado por pescadores por el sabor y cantidad de su carne, pero la especie tiene algunos factores no muy favorables.
Se debe manejar con respeto a este gran pez porque la especie es propensa a enfermarse, es muy susceptible a bacterias que pueden ser dañinas para el consumo humano.
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El pez podría tener para muchos una apariencia horrible, ya que cuenta con una trompa muy parecida a la de un caimán y su piel parece más una armadura medieval que las escamas de otros peces.
El catán suele enfermarse y se pueden notar sus enfermedades en su piel, cuando no está saludable su piel se pone pálida y sus branquias se ven muy mal.
Catán, un gigante de agua dulce que ha evolucionado
Hay siete especies de catán en todo el mundo, estos peces han cambiado relativamente poco con el tiempo, por lo que se les llama "fósiles vivientes".
Este pez no solo puede respirar bajo el agua con sus branquias, sino que también puede respirar aire, por lo que les permite sobrevivir en regiones calientes y con poco oxígeno como lo son lagos, estanques y ríos, también soportaría vivir en agua salada.
Los huevos venenosos del catán
Un método de defensa diseñado en la evolución del esta especie han sido sus huevos venenosos, curiosamente, los huevos del catán no son letales para otros peces, solo mamíferos, aves, reptiles, anfibios y especialmente artrópodos como los crustáceos. Esto puede significar que desarrollaron un veneno para proteger sus huevos de los cangrejos y las langostas.
Especialistas han recomendado no comer los huevos de los catanes, es mejor no experimentar una intoxicación, queda claro que el catán es un pez increíble y que si se diera a conocer más información de estos ejemplares sería una de las especias más protegidas del mundo.