Norma Valenzuela llevaba dieciséis años,sin poder ver a su hijo que vive en Ciudad Juárez y con quien finalmente se reunió el sábado en la octava edición de “Abrazos, No Muros”.
Este evento anual es organizado por la Red Fronteriza por los Derechos Humanos (BNHR).
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A las siete de la mañana más de doscientas familias, separadas por la frontera de México y Estados Unidos, se reunieron en el Parque Chihuahuita en El Paso y en la intersección de la calle Oro con el Bulevar Norzagaray en Ciudad Juárez.
Estaban esperando el ansiado momento de poder reencontrarse.
Abrazos no muros
La congresista Verónica Escobar, el comisionado David Stout y el senador de Texas César Blanco, también estuvieron presentes para ser testigos de lo que ellos llaman “un testamento de amor”.
Norma Valenzuela, de 78 años, ya estaba lista para reencontrarse con su hijo de 51 y quien asegura, es “el amor de su vida”. Ella está separadav de él por un problema migratorio que le impidió regresar a Estados Unidos.
“Vine a ver el primer amor de mi vida que es mi hijo. Yo tenía residencia y por mucho tiempo la tuve, pero cuando se me venció no me fijé y yo seguí pasando y pasando. Cuando me di cuenta tenía como un mes y medio vencida”.
Comentó la madre fronteriza con la voz entrecortada:
Tengo mi corazón roto y muy lastimado por estos 16 años que tuve sin ver a mi hijo”
A las ocho de la mañana la caminata al gran muro fronterizo dio inicio. Cientos de personas de El Paso, Texas, vestidos de azul formaron una gran fila del lado estadounidense para esperar su turno y ver a sus seres queridos.
Los habitantes de ambas ciudades gritaban y saludaban a través de los barrotes de la valla; mientras que del otro lado, decenas de habitantes de Ciudad Juárez, vestidos de blanco respondían con alegría.
El obispo Seitz inauguró el evento de la reunión de familias. Recordó que no deberían existir fronteras que separen a las familias.
“Anoche estuve pasando por esta región en un vuelo y no pude ver ninguna frontera. Sólo una ciudad y una hermosa comunidad. Hay una razón para las fronteras, pero éstas no deben dividir a las familias”..
El congresista Escobar, del lado americano, se dirigió a los habitantes de Ciudad Juárez y les informó que continuará apoyando la lucha para acabar con las políticas migratorias.
“En esta región, una región unida de amor y de dolor, ustedes mi familia, quiero decirles que la lucha sigue y que no nos van a separar. Hay mucho trabajo que hacer pero unidos podemos seguir y tener éxito”.
Bajo el sol y a tan sólo unos cuantos metros de distancia, los familiares esperaban con ansias la señal para poder bajar y abrazar a sus familiares.
A las 10:00 de la mañana finalmente se abrió el paso libre las primeras familias que, se abrazaron y derramaron lágrimas de emoción después de muchos años sin verse.
María Maturino, de Chihuahua, fue una de las primeras que, junto con sus hijas Patricia y Perla, se reencontró con su hijo deportado desde hace 10 años y que no habían podido verse
“Yo me traje a todos mis hijos cuando estaban ‘chiquitos’ pero en la administración de Bush, deportaron a mi hijo. El sólo debía unos ‘tickets’, lo arrestaron y se lo llevaron para México y nosotras nos quedamos acá”.
Patricia Vázquez, hija de María, asegura que el dolor de separarse de su hermano fue algo muy terrible, ya que su relación siempre fue muy unida y llena de amor.
Otras 200 familias también pudieron abrazarse, tocar y besarse, hijos y parejas que sobreviven al recuerdo y la nostalgia a la distancia.
Las palabras finales de Norma a su hijo fueron:
“Te amo mucho, que Dios te bendiga, ya verás que estaremos pronto juntos. Qué difícil, qué duro es esto”,
Por la cuestión del covid-19, este años tuvieron que recortar el número de familias en el evento a dos tercios de asistentes para que la ceremonia pudiera realizarse.
Uno de los organizadores mencionó:
“Este es un evento imposible, estamos a la mitad del río, en una frontera militarizada y en medio de una pandemia. Pero a pesar de todo eso, las familias se están viendo, aunque sea por unos minutos. Están creando la esperanza de que algún día volverán a estar juntas”.
Los asistentes al evento rechazaron la reciente decisión del gobernador Greg Abbott de construir un muro “propio” para el estado de Texas.
Los oradores mencionaron:
“Texas se está convirtiendo en el epicentro de la política migrante, racista, xenofóbica. Antes era Arizona, ahora es Texas encabezada por este gobernador. Es muy dañina y muy peligrosa su narrativa. Dice que hay delincuentes y ‘mara salvatrucha’, pero lo que yo veo son familias”
Gracias a "Abrazos no Muros" durante 60 minutos las familias pudieron disfrutar la presencia física de sus seres queridos. Al volver a cerrar el muro de la frontera una sonrisa les iluminó el rostro a todos los asistentes.